En la Barceloneta, muy cerca de la playa, ha abierto recientemente las puertas Maná 75º. Un restaurante que ha nacido con el objetivo de conseguir que sus comensales vivan grandes momentos. Sólo hay que leer su lema: “¡Disfruta, comparte, come, bebe pero, por encima de todo, vive cada momento!”. Vaya, ¡la adaptación gastronómico-mediterránea del “Carpe diem” latín!
La ubicación, con el mar tan cerca, ayuda en este goce. También ayudan el local y la decoración. Espacio amplio, con grandes ventanales y predominio de la madera, mesas redondas rodeadas de cómodos sofás y originales lámparas, que configuran un conjunto acogedor y relajante.
¿Y el nombre? ¿Por qué Maná 75º? Pues Maná como recordatorio de la comida que Dios enviaba a los israelitas a diario durante los cuarenta años de su marcha por el desierto hacia la tierra prometida, símbolo de abundancia. Y 75º porque esta es la temperatura a partir de la cual empiezan a contar los 15 minutos de ebullición del selecto arroz bomba del Delta del Ebro que utilizan, de la marca Illa de Riu, garantía de grano regular y de calidad.
La cocina del Maná 75º está basada en recetas de la gastronomía mediterránea con toques de otras culturas. Platos pensados para compartir, con materias primas de máxima calidad perfectamente elaboradas por el equipo de Sergi Escolà, chef y propietario. El cabeza de sala, Sergio Pachón, se encarga de complementar el alto nivel culinario con una calidad equivalente en el servicio y la atención al cliente.
Disfrutar del arroz
El arroz es una de las estrellas de la carta del Maná 75º. Caldos de pescado hechos a fuego lento, porque cada fondo de esos caldos requiere su punto de ebullición. Así obtienen la mejor base para un arroz negro o para cualquiera de las paellas, ya sea de marisco, que también se puede pedir en fideuà; de bacalao y setas; de lubina, verduritas, cilantro y lima; de caviar y vieiras; de bogavante y rape, y así hasta doce variedades para chuparse los dedos.
Explosión de sabores
Aparte de los arroces, la carta es una explosión de sabores, con combinaciones de ingredientes sorprendentes, originales y sabrosas. Desde los entrantes fríos, como el trío de ceviches, de gambas y fruta de la pasión, de atún y ponzu y de corvina o los langostinos al ajoblanco de almendras, pasando por los aperitivos para compartir, como las berenjenas chinas al vapor con ostras y manto ibérico o las bravas maná con mayonesa de tomillo, hasta los que denominan “fuego”, como el bogavante con huevo cocinado a baja temperatura y aliñado con sofrito de naranja y cebolla crujiente o el pulpo 75º, braseado con patatas, aceite de escabeche y mayonesa de gambas.
Los pescados o carnes, a la brasa o a la parrilla. De los primeros, ventresca marinada a la brasa para compartir, bacalao Cataluña braseado con sofrito de fresones, alioli de avellanas y espinacas baby o rodaballo al eneldo. De las carnes, solomillo a la brasa con verduritas de temporada y salsa bearnesa, costilla de ternera Teriyaki con chutney de mango y hojas de cilantro o, para los más carnívoros, el Carnivorus 850gr, lomo bajo de ternera norteña madurado 30 días, hecho a la parrilla y servido con alcachofas, puré rústico y romesco al estilo Poblet.
Para acabarlo de redondear, postres muy trabajados como la espuma de crema catalana rellena de helado de vainilla y toffee, las delicias de fruta de la pasión con crumble de café o el “Choco X”, tres fantásticas texturas de chocolate.
Un nuevo restaurante que, sin duda, ha nacido para constituirse en un referente de la buena cocina barcelonesa.
Passeig Joan de Borbó, 101
Barcelona Barcelona
España