Muchas veces no hace falta llegar al cielo para rozarlo con la punta de los dedos. Solo hace falta -y no es cosa fácil- saber dónde comer en Barcelona. Y dónde mejor que en la montaña de Montjuïc, que fue para Gaudí inspiración, “el monumento de Barcelona que jamás debía superarse en altura por ser la obra más bella de Dios”. Podría parecer, para quien lea esto, que Gaudí exageraba. Eso es, en mi opinión, porque no han pisado Montjuïc en la vida.
Passeig de Santa Madrona, 38, Sants-Montjuïc
08038 Barcelona Barcelona
España
Enclavado en una de las zonas más altas de la montaña, entre los jardines del antiguo Teatre Grec, La Greca se impone como un referente de comida acariciando el horizonte. Las vistas son inmejorables, puedes ver Barcelona entera, como un balcón a la pura esencia de la ciudad condal y una postal preciosa del Palau Nacional -el actual MNAC-. Y, si bien es cierto que uno no come con la vista, aquí en La Greca las vistas son uno de los mayores aliados gastronómicos.
“Para el festival de El Grec nos vestimos más de gala, pero durante el año somos un chiringuito de montaña, para disfrutar de unas bravas, unas croquetas bien hechas, unas albondiguillas catalanas o un buen fricandó”, nos cuentan sinceros. Y es que no hace falta más que un chiringuito, sin mucha ornamentación ni platos espectacularmente elaborados, porque en La Greca el espacio ya habla por sí solo. Somos “producto de proximidad ben parit, cocinado con mucho cariño”.
Y ¿a qué sabe Montjuïc?
A pesar de que el concepto de “chiringuito de montaña” puede sonar reduccionista, ¿a quién no le gusta un buen sitio donde comer lo de toda la vida en un lugar privilegiado? La Greca nos cuentan que nacieron bajo el nombre Farm to table, centrados en abastecer el Teatre Grec cuando llega su famoso festival. Pero tras cuatro años dedicándose a ese catering privado, lo decidieron licitar como restaurante para todo el año y, desde septiembre, “¡lo abrimos todos los días!”. Ahora lo de Farm to table se les quedaba pequeño, y quisieron convertirse en la homónima femenina del Grec, de ahí su nombre.
En verano abren con el mismo horario que el parque, de 10 a 21 h; en invierno, en cambio, el horario se reduce de 12 a 19 h, intentando respetar las horas de buen sol de la montaña- Una opción única para disfrutar de la esencia de Montjuïc y los platos catalanes de toda la vida. ¿Que quieres hacer un vermut con las mejores vistas de la ciudad y la pura esencia de la cocina catalana? La Greca es tu espacio.
Y es que empezar con un buen vermut es un acierto. Su gilda es de un picante suave y equilibrado —encargada en el Mercat del Ninot—, sus berberechos en escabeche de primera o su anxoa en pà amb tomàquet es, sin duda, acertar en La Greca, entran en el top de este chiringuito de montaña. “El pan es buenísimo, del Forn de Pà Serra”, nos confirman. Y es que aquí, lo que no se hace en sus cocinas, se hace en sus alrededores. “Apostamos por el producto de barrio”, buscan el mejor horno de Sants-Montjuïc, las mejores gildas de la zona y los mejores proveedores de la montaña. Así, ¿qué puede salir mal?
Degustar La Greca
Pero si hablamos de comida elaborada, entonces tenemos que mencionar su bomba. “Es un homenaje a la bomba de la Cova Fumada, donde todos los barceloneses hemos probado las mejores bombas de la ciudad”. Y, homenaje o no, esta bomba tiene su estilo propio. Rellena de butifarra del perol, de nuevo —como su gilda— no excesivamente picante y, eso sí, muy untuosa.
Asimismo, sus huevos rotos son un acierto. “Tenemos los huevos de verano hasta octubre, y luego hacemos los de invierno”. No sé cómo serán los estivales, pero los de meses de fríos se sirven con panceta y setas de temporada salteadas. Para qué decir más, tres ingredientes que es imposible que no sepan más que a gloria. Presentan la panceta con un punto alto de sal porque el huevo es absolutamente dulce y, con todo, las setas le dan el punto umami que acaba de hacer redondo el plato. “Los huevos en La Greca siempre estarán, pero se irán metamorfoseando con la temporada”.
Los clásicos de clásicos llegan cuando buscas un plato fuerte. El fricandó y las ‘mandonguillas’ con sepia son el mayor reflejo de la cocina barcelonesa y, en La Greca, se hacen con gusto. “La carne del fricandó es de Can Tomàs”, nos dicen, para no perder su gusto por el producto de proximidad a la montaña. Y, cuando preguntamos por su ligero sabor a canela —toda una rareza en un fricandó tradicional— nos confirman sorprendidos que es el secreto del chef. “Así es, canela. Además, nosotros no maceramos la carne, sino el sofrito, un toque distinto”. Y no sabría qué decir de sus albóndigas con sepia, pero podría resumirlo en “pedid ración extra de ese pan del Forn de Pà Serra”, porque lo vais a necesitar.
Como mención especial para veganos y veganas, ellos tienen su pensamiento propio. “Buscamos algo creativo desde que éramos Farm to table. Venía mucha gente vegana al festival y era necesario crear opciones veganas. Pero no queríamos el típico plato que se nota que se ha hecho con desgana, buscábamos algo creativo, ¡no todos los platos de verdura deben ser insípidos y aburridos!”. Ahora, sirven un mollete de berenjena ahumada con pesto que es, en nuestra opinión, uno de los mejores platos de su carta. Un plato que de por sí ya es un 10, pero que, si lo sacamos del veganismo y le añadimos unas láminas de parmesano fundidito sobre la berenjena, sería un 11.
Un dulce al lado de un teatro griego
Para cerrar, no hay duda de que debéis probar su ensaimada con crema quemada y su cheescake con helado vegano de frambuesas. Para las ensaimadas “vamos en bici a buscarlas al Forn Mistral todos los días, no hay mejores ensaimadas que las suyas y ellos no hacen envíos”, la verdadera muestra de saber que algo es bueno y hacer lo imposible por tenerlo en carta. Una opción ideal para cerrar la experiencia de comida y vistas. Y, para la tarta de queso, en La Greca no tienen duda alguna, “Cheescake Barcelona nos las trae, somos el único restaurante que las sirve, ¡y están buenísimas!”.
Si buscáis un sitio que no pretende innovar, sino mantener tradiciones; un lugar donde tomar una copita de vino con unas buenas tapas frías clásicas; o un restaurante donde probar comida catalana con vistas a Montjuïc, entonces no hay duda: La Greca. Tapas y platillos clásicos, una buena bomba, bravas catalanas de toda la vida, escalivada hecha con cariño o un fricandó con un toque distinguido: la comida de siempre, con las mejores vistas de Barcelona.
- Fotografía: Mario García.