Este apetecible entrante se puede disfrutar en Analabrasa, un restaurante del grupo Casa Carmen, situado en la zona de restauración del centro comercial La Maquinista (Barcelona). Las opciones a la brasa son el alma mater de este elegante y agradable local, con menú diario y una amplia terraza en la que disfrutar de sus propuestas culinarias. Una de ellas son los nachos a la brasa con queso fundido, guacamole y pico de gallo.
/ Tapeo
Despedirse del verano siempre cuesta un poco. La nostalgia de las vacaciones, del terraceo compartiendo unas risas con los colegas, del buen tiempo…
Desde hace tres años la localidad costera de Palamós, en pleno corazón de la Costa Brava, parece haber encontrado una fórmula para combatir esta morriña veraniega. Y este antídoto son las jornadas ‘Palamós Gastronómico’, una propuesta lúdico-gastronómica que tiene a la gastronomía, la cultura y la tradición local como grandes protagonistas
Valencia es una ciudad que respira tradición y sabor en cada rincón, y sus bares y restaurantes son testigos de una gastronomía que honra las mejores tapas tradicionales de Valencia. En este recorrido, te presentamos algunos de los mejores lugares para disfrutar de un tapeo en Valencia. Cada uno de estos platos en pequeño formato cuenta una historia y cada bocado es una experiencia única.
La tradición de tomar tapas en Alicante, especialmente en barra, se despliega como todo un ritual gastronómico capaz de satisfacer a todos los gustos. Esta zona levantina es considerada como una de las mecas de las tapas típicas en España, presumiendo de albergar algunos de los mejores bares de tapas del país, escaparates de los productos locales más exquisitos.
Una bonita e inmensa terraza en pleno centro de Granollers (Barcelona) es, sin duda, un buen sitio en el que combatir las jornadas veraniegas que están al llegar. Este es uno de los principales reclamos de El Trull del Casino, un restaurante de origen familiar con una extensa carta de tapas y bocadillos. Cerveza, tapa y aire fresco. Esta es la fórmula, sin más florituras.
El local en el que se halla la Bodega Sepúlveda es uno de esos lugares históricos que afortunadamente todavía se mantienen abiertos en la ciudad de Barcelona, como contrapunto al alud de establecimientos “modernos”, muchos de ellos totalmente impersonales, que se están imponiendo en las últimas décadas.
Al adentrarnos en Casa Montilla, uno tiene la sensación de haber dado con un establecimiento que lleva toda la vida funcionando: salta a la vista su arraigada propuesta de cocina y su cercanía con el cliente. Sin embargo, Antonio Montilla, un joven de apenas 32 años, junto a su pareja Nazaret, también apasionada de la gastronomía, abrieron esta taberna justo unos días antes del estallido de la pandemia.
Dieron en el clavo en el momento apropiado. Cuando José Manuel Sánchez y sus socios decidieron abrir una cafetería con altos estándares de calidad y servicio en 1994, se fijaron en un tipo de establecimientos que empezaban a implantarse en Barcelona, “donde se estaban haciendo los primeros bocadillos gourmet con pan tostado y sirviendo café de alta calidad”. Bocadillos -y luego tostas-, café y tés del mundo: esa fue la fórmula que les abrió las puertas del éxito y la posterior expansión.