Jockey Club Ibiza

Lanzoni y Piernagorda, una dupla ideal 

Oliver Lanzoni pasa desapercibido entre el resto del equipo. El propietario de este maravilloso lugar ha crecido tras barras y mesas, y allí es donde lo encontrarás. Su padre lo fundó en conmemoración de su abuelo, corredor de carreras de caballos en su Argentina natal, oficio que otorga el nombre al lugar. Grandes imágenes suyas decoran las paredes, evocando tiempos pasados y subrayando el valor que se le da a la familia en este restaurante. Tal es la importancia que la mayoría de sus empleados así se sienten, habiendo compartido más de 10 años de trayectoria laboral con Oliver. 

Lanzoni nos revela que es un entusiasta del buen comer y beber. Su formación como sumiller y en coctelería se refleja en la carta del Jockey Club, que ofrecen una selección curada de la que pocos restaurantes pueden presumir. A esta aventura se une el chef David Piernagorda. David empezó su carrera en la cocina del Jockey, antes de lanzarse a viajar por el mundo para descubrir sabores y otros tipos de técnicas, y después volver y sorprender con sus platos “mediterráneos de fusión” (como él los describe). 

Su ubicación, patrimonio de la humanidad 

Las aguas turquesas y la playa de arena blanca en la que se ubica se imponen al cruzar las pasarelas de madera, y es que el parque natural de Ses Salines crea paisajes idílicos de contrastes y colores saturados. Aquí no hay hoteles ni grandes edificaciones: en su lugar, un bosque mediterráneo separa las costas de estanques salineros, arenales y grandes dunas albergando una biodiversidad rica y variada, donde ver flamencos reposando se ha convertido en una escena habitual durante todo el año. 

Observar los platos desfilar desde una hamaca donde pasar el día cómodamente o desde las amplias y cómodas mesas de madera maciza con vistas a la playa sin duda despierta el apetito de cualquiera. Escuchando una exquisita selección de roots reggae o chill house, nos lanzamos a probar el menú de Jockey Club. 

Una minuta de fusión mediterránea 

En las islas (y sobre todo en Ibiza) hay que pedir el pan con allioli, que normalmente acompañan de olivas. Estas estaban sencillamente deliciosas y el pan de masa madre que lo acompaña nos hizo tener ganas de más. Mientras tanto, ojeamos la carta: platos vegetarianos, ensaladas y entrantes para abrir el apetito, platos frescos como ceviches, carpaccios, tartares y poké bowls, otros para picar como calamares o mejillones al curry, pastas, carnes y pescados cierran esta espectacular selección. Hay un solo arroz, el de bogavante y gambas, y a por él nos lanzamos. 

Unas croquetas de jamón ibérico llegan a la mesa, cremosas y muy crujientes con tímidos trocitos de jamón en el interior. Nos encanta que las acompañen con una base de puré de tomate seco y es que, ¿qué mejor matrimonio existe que el de jamón, pan y tomate? 

Traen uno de nuestros favoritos: causa peruana coronada con tataki de atún rojo, vinagreta de cilantro y cebolla roja, donde se aprecia que el chef cordobés no solo domina los sabores locales, sino que también muestra su habilidad con platos más exóticos como éste. Para continuar probando algunos de sus fuera de carta, no nos resistimos a compartir un pan roll de costilla de cerdo barbacoa desmigada, con mayonesa picante, cebolla roja encurtida, cilantro, cebolla tostada y relish de pepinillos. El brioche estriba al resto de ingredientes perfectamente cocinado con esta receta donde dulce y salado conviven. Color y sabor que sube al pódium junto a la causa limeña de atún que acabamos de degustar. 

El último plato llega de la mano de Pepe: él lleva 28 años en la casa, y nos atiende de manera excepcional sin faltar detalle. Se trata del arroz único; cremoso con bogavante y gambas que sorprende desde el momento en que llega a la mesa por ser una versión totalmente distinta a la que estamos acostumbrados (el caldoso). Su untuosidad y sabor profundo, y la espuma de parmesano, intensifican ese regusto marino que nos evoca donde estamos, frente al mar, en un lugar sencillamente mágico. 

¿Más cosas ricas? Pues el postre; delicadeza en forma de tarta de queso con mermelada de membrillo, que se suma a opciones como la tatin de manzana, el tiramisú de dulce de leche, el coulant o las crêpes. Un final perfecto para una comida idílica. 

El Jockey Club Ibiza es ese beach restaurant al que uno quiere ir cuando visita la isla. Un festival de comida y bebida donde pegarse un baño en una playa paradisiaca y después, simplemente, dejarse llevar por nuestro instinto gourmet. 

• Fotografía: Matías Ponsico