Maleducat no es un restaurante más del barrio de Sant Antoni, tan de moda en Barcelona. Aquí, su apelativo de “casa de comidas” ya lo dice todo. Se toman en serio el producto y se atreven con las recetas de cuchara y de caza, de las que pueden presumir. De hecho, su pizarra es el orgullo de este local.
Aquí cuelgan cada semana las propuestas del chef, Víctor Ródenas, que pasó por las cocinas de Caelis, Via Veneto e Informal - The Serras. Explica que de estas recetas es de las que está más orgulloso. Aquí encontramos joyas como pichón asado, parmentier, paté de sus interiores y su jugo; o un cochinillo crujiente con parmentier y jugo del asado; o lechones de ternera glaseados, picada de piñones y albahaca, idiazábal y berenjena.
No pueden faltar los arroces que Ródenas saca de su chistera mágica: arroz seco de gambita roja y alioli de azafrán, o con gambas o calamar, pichón o liebre o incluso pato salvaje. Sin duda, un must del local. Otro plato imperdible es su “ensaladilla” cremosa de patata, dados de atún rojo, huevos de trucha, piparras y botarga: original y sabrosa a partes iguales.
La carta es “testimonial”, según la define Ródenas, pero cuenta con delicias como la stracciatella de burrata, pesto rosso, boniato, piñones y albahaca; puerros templados, vinagreta de avellana, ricotta, tomates secos y limón o el steak tartar de filete de ternera con mantequilla “Café de París” y tostadas. El canelón de rostit, crema de foie-gras y setas de temporada es otro de los platos estrella de este local, junto al tartar de atún rojo con tomate, curri rojo, patata ahumada y huevo frito. La carta, pensada para compartir, incluye también un platillo de carpaccio de picanha madurada, vinagreta de mostaza especiada, cebollino y pistacho.
Para los que optan por picar algo, las croquetas caseras de jamón ibérico, la tabla de quesos artesanos con confituras, la paletilla ibérica Maldonado o el planchado de panceta ibérica, gruyère y trufa, son una gran opción.
Maleducat nació justamente en pleno confinamiento por la pandemia de la mano de tres amigos de infancia del barrio de Les Corts de Barcelona. Ellos son Ródenas y los hermanos Marc e Ignasi Garcia. Su ubicación, con vistas al mismísimo Mercat de Sant Antoni, una pequeña terraza y un trato cercano y familiar, son algunos de los puntos que, junto a su cocina, ganan el afecto de los comensales. Este es un local acogedor, reformado con acierto, donde grandes tanques de cerveza cuelgan del techo y cuentan con una carta de vinos extensa. Hay que dejarse conducir por sus recomendaciones.
Cuesta elegir entre los postres caseros, que varían en función del mercado y la temporada. Un refrescante cremoso de maracuyá, con helado de coco y sopa de albahaca; tarta de queso de cabra, romero y sorbete de pera; o un tradicional chocolate, con avellana y aceite de oliva virgen extra; son algunas de las propuestas que hacen la boca agua.
Fotos: Flaminia Pelazzi