
El Menjador de la Beckett: un espacio para alimentar cuerpo y mente

El Menjador de la Beckett permite completar una velada teatral con una cena o, simplemente, disfrutar de su gastronomía.
El edificio histórico que albergó la Cooperativa Pau i Justícia del Poblenou es desde 1988 la sede de la Sala Beckett, un espacio teatral que toma su nombre del dramaturgo y poeta irlandés Samuel Beckett, Premio Nobel de Literatura, del cual se representaron obras en esa sala pionera en Barcelona de la gran dramaturgia contemporánea.
Un espacio consagrado al alimento del espíritu, de la creatividad. Pero el intelecto necesita alimentarse para mantener viva su luz, su universo imaginativo. De modo que, junto al teatro, junto al alimento del espíritu, se puede encontrar un lugar más que recomendable para el alimento del cuerpo, no menos sabroso que el intelectual aunque dirigido a otros órganos esenciales.
Se trata del Menjador de la Beckett, el restaurante anexo al teatro. Un espacio amplio, que conserva elementos de la estructura original, como las paredes, el techo y otros componentes entre los que destacan unas hermosas puertas de estilo modernista. Con una gran barra circular de madera y una decoración con un toque entre retro y modernista, en la que llama la atención un gran retrato del dramaturgo que da nombre al local, el conjunto posee ese encanto especial, esa pátina de tiempos pasados que se ha puesto de moda con el calificativo vintage.
La remodelación de ese espacio por el estudio Flores Prats ha sido merecedora de dos premios de arquitectura. Tanto es así que algunos visitantes acuden solo para ver el local, aunque raro es que, viendo lo que se cuece en los fogones, no acaben quedándose a comer.
En lo que se refiere a la gastronomía, el Menjador de la Beckett se caracteriza por elaborar recetas tradicionales, cocina de siempre, con productos frescos de mercado, bajo la dirección de Llorenç Roca, apadrinado por el grupo Pepa Tomate.
Carta básica y pizarra
La carta fija del Menjador podría calificarse de básica, reducida. Platos para picar, como calamares a la andaluza, croquetas de jamón o de chocos, buñuelos de bacalao o bravas Beckett. También buenas ensaladas y platillos como el calamar de cojones, cebolla con tinta y virutas de jamón de bellota, el wok de verduritas frescas con romesco o los huevos estrellados con jamón, cebolla y patatas.
Esta carta se ve complementada a diario con platos que varían según el mercado y que se anuncian en una pizarra dispuesta al efecto. Ahora encontramos, por ejemplo, zurito de hummus con crudités, canelón de ricota, espinacas y trufa blanca, gazpacho de remolacha o bagel de salmón.
Para finalizar, buenos postres como el cheesecake, el coulant con helado de vainilla o la crema catalana con su carquiñoli.
Un aspecto muy remarcable es la perfecta atención al cliente, exponente de una voluntad de servicio que queda bien clara con las explicaciones y recomendaciones que los camareros ofrecen ante cualquier duda o acerca de los platos del día.
Menú diario
También preparan un menú diario al mediodía, por 12,50 euros, con primeros como hummus con crudités o crema del día seguidos por la pasta fresca del día, calamares a la andaluza, medio picantón al horno con patatas y hierbas o chuletón, más bebida y postre o café.
Un restaurante que vale la pena visitar no únicamente como complemento a una velada teatral, sino en cualquier ocasión por el ambiente y el local, por su servicio y por la calidad de sus platos.
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