Sergi de Meià, por muchas razones, es uno de mis restaurantes favoritos en Barcelona. Quizá la más importante sea la sincrónica coherencia global que encontramos en su técnica, su compromiso ético y su imaginación para dar esa vuelta de tuerca extra a lo tradicional sin dejarse el alma del plato por el camino.
Sergi es un cocinero de mano tan experimentada como sensible. Capaz de componer un plato con brillantez sin necesidad de deslumbrarnos con excentricidades superfluas y vacías. Lo mismo eleva unas alas de pato a los altares con una combinación ácido-vibrante de vinagreta de setas que te sofistica unas patatas a la riojana rebozando una yema de huevo justo antes de servirla al comensal.
Fuertemente comprometido con sus raíces, forma parte del movimiento Slow Food y conoce personalmente a la inmensa mayoría de sus proveedores. Charlando con él, uno sospecha que incluso conoce personalmente cada huerto del que le llegan verduras y cada prado donde pastan sus apreciadas ovejas de la raza xisqueta.
Carrer d'Aribau, 106
Barcelona Barcelona
España