El Altillo de Gud

El Altillo de Gud, entre presas y fogones
El Altillo de Gud
15 Diciembre, 2025
Joaquin Reyes
El restaurante deportivo en Murcia donde escalar y disfrutar de la buena gastronomía se convierte en una experiencia única y diferente.

La escalada vive un momento de auge sin precedentes. Lo que antaño se asociaba a unos pocos aventureros intrépidos se ha convertido hoy en un fenómeno social y deportivo. Cada vez más personas descubren en ella una manera de mantenerse en forma y compartir comunidad. 

Desde que Alberto Ginés se colgó el oro olímpico, la escalada ha pasado de ser un deporte para unos pocos intrépidos a convertirse en una auténtica pasión de masas. Nombres como Adam Ondra o Alex Honnold ya suenan familiares incluso fuera del mundillo de la escalada, y los nuevos rocódromos —espacios amplios, seguros y divertidos— han acercado este deporte a todo tipo de públicos. Lo que antes eran locales modestos para atletas casi sobrehumanos, hoy son templos modernos donde cualquiera puede aprender a subir más alto. 

Info adicional:
info@gudclimbing.com

Centro Comercial Thader (Gud Climbing)
Av. Juan de Borbón, S/N
30110 Churra Murcia
España

+34 676 774 792
De lunes a sábado, de 13:30 a 15:45 h y de 19:30 a 22:30 h; domingos, de 13:30 a 15:45 h.

Murcia, una ciudad en constante evolución, no ha quedado al margen de esta tendencia. Y uno de sus epicentros es Gud Climbing, un rocódromo con restaurante que trasciende lo puramente deportivo para convertirse en un espacio de convivencia, cultura y gastronomía. 

Porque, además de muros llenos de presas de colores y rutas desafiantes, Gud Climbing guarda un secreto bien visible: El Altillo de Gud, un restaurante para escaladores en Murcia, donde la cocina y la escalada comparten un mismo lenguaje de esfuerzo, técnica y pasión.  

El Altillo de Gud

Con las manos en las rocas... 

Detrás del proyecto está José Luis Olivares, o “Jotalu”, como se le conoce en el mundo de la escalada. José Luis ha basado su vida en la escalada —uno de los pocos españoles en alcanzar el grado 9a en roca y el 8b en bloque—, y ha subido algunas de las grandes paredes más icónicas y complicadas del mundo como Nose o Salathé Wall, en el Capitan (Yosemite); Directa Americana al Dru o Grand Caupuchin, en los Alpes; o el Mont Blanc, cuya cima alcanzó en solo diez horas antes de descender en parapente. 

Pero más allá de sus hazañas verticales, José Luis siempre soñó con construir algo duradero: un rocódromo diferente, un espacio abierto a todos, donde se pudiera entrenar, convivir y disfrutar. Un lugar dedicado al ocio saludable, que a él tanto le gusta, que uniera deporte, cultura, gastronomía y bienestar. 

La inspiración llegó en 2012, durante una estancia de Jotalu en Inglaterra, cuando descubrió The Climbing Works, un centro de referencia mundial del que le habían hablado algunos amigos. De vuelta a Murcia, el proyecto maduró en su cabeza, esperando el momento adecuado. José Luis continuó con su vida profesional, que le llevó a convertirse en bombero, sin dejar de lado la escalada ni los deportes de aventura. 

El Altillo de Gud

Aquel momento llegó casi por casualidad. Una nave en el Centro Comercial Thader, de Murcia, reunía todas las condiciones para hacer realidad el sueño: amplitud, visibilidad y accesibilidad. Con la ayuda inicial de su amigo Luis, José Luis comenzó a dar forma al proyecto. 

Aunque el plan creció más de lo esperado y Luis se retiró, José Luis encontró nuevos aliados entre compañeros bomberos, amigos y familiares, que decidieron invertir en su proyecto. Así nació Gud Climbing, concebido no solo como un rocódromo, sino como un punto de encuentro, un espacio de comunidad, que incorpora un restaurante en Churra. 

...y en la masa 

Desde el inicio, una idea destacaba sobre todas: una zona gastronómica diferente, con identidad propia. No una simple cafetería deportiva, sino un restaurante para escaladores y no escaladores, donde la cocina tuviera protagonismo. Y fue entonces cuando apareció la persona perfecta para hacerlo realidad. 

El nombre de Salvador Martínez apareció casi por azar. Cocinero murciano y también escalador, con experiencia en formación y equipación de escalada, Salva había trabajado en cocinas de prestigio: El Celler de Can Roca, Martín Berasategui, Local de Ensayo o Almo, restaurarte con estrella Michelin, de cuyo equipo formaba parte cuando José Luis lo contactó. 

La propuesta inicial le sorprendió. Venir de un restaurante con estrella Michelin para dirigir la cocina de un rocódromo parecía, en principio, un paso atrás. Pero Jotalu insistió. Le mostró ejemplos de proyectos similares y le habló de su visión: un espacio gastronómico real, creativo, abierto al público general y con autonomía propia

Salva acabó aceptando el reto. Se incorporó incluso antes de que comenzaran las obras, participando en el diseño de la cocina y los flujos de trabajo. Así nació El Altillo de Gud, un restaurante que respira independencia dentro del rocódromo, con una filosofía clara: alimentar tanto el cuerpo como el alma. 

El Altillo de Gud

Una cocina para escaladores y no escaladores 

Desde su apertura, El Altillo de Gud, el restaurante en el rocódromo Gud Climbing, ha demostrado que la gastronomía puede convivir en armonía con el deporte. Su propuesta se sustenta en un principio sencillo: comer bien, de forma nutritiva y saludable, con productos caseros y de calidad, también es una forma de cuidarse

El menú se adapta al ritmo de los escaladores y al de quienes simplemente acuden a disfrutar. Por las mañanas y mediodías, destaca su menú, que cambia por completo cada semana. Dos primeros, dos segundos y dos postres elaborados con productos de mercado, sin repetir nunca una combinación. Un menú donde todo está muy bueno a un precio imbatible para que sea accesible para todo el mundo. 

Se trata de un menú de mercado, donde Salva se acerca todas las semanas para adquirir los productos locales para los platos que ya lleva previamente en mente, donde deja un hueco a la improvisación, ya que siempre deja algún plato sin diseñar para hacerlo sobre la marcha con los productos que encuentre ese día en el mercado. 

Salva lo define como un menú equilibrado, de comida saludable y accesible: “Tiene sentido tanto para quien entrena como para quien viene solo a comer. Proteínas de calidad, hidratos que recargan energía y verduras frescas que completan y asimilan el aporte nutricional”. Platos como el cerdo al curry con arroz, que lleva parte proteica con parte de hidrato, se los puede comer tanto un escalador como el que no escala. 

El Altillo de Gud

Por las noches, la carta adquiere un tono más informal. Hamburguesas artesanas, los yakisoba, arroces fritos y platos de inspiración asiática y mediterránea conviven con opciones vegetarianas y veganas de gran aceptación. Destacan la berenjena empanada con pesto de tomate, las gyozas de shiitake o las croquetas de la casa, convertidas ya en icono del local. 

En un panorama gastronómico cada vez más industrializado, El Altillo de Gud reivindica la cocina artesanal, hecha desde la base. Aquí todo se elabora desde cero con productos frescos y de temporada: masas, salsas, fondos, mermeladas o postres. 

El equipo, encabezado por Salva Martínez y la jefa de pastelería Laura Elena García —formada junto a Paco Torreblanca y con experiencia en Bon Amb o Candela—, mantiene una filosofía basada en la calidad y el respeto al producto. 

“Podríamos usar productos ya preparados, pero preferimos hacer las cosas bien. El cliente lo percibe, aunque no sepa exactamente por qué”, comenta Salva. 

Esa atención al detalle se aprecia en platos como su hamburguesa, donde realizan una duxelle de champiñones casera —hecha con huesos de ternera asados y demi-glace casera— o en platos como la focaccia y los hojaldres, siempre recién hechos. El resultado es una cocina honesta, técnica y sorprendentemente refinada para el entorno en el que se encuentra. 

El Altillo de Gud

El deporte y el buen comer, más unidos que nunca 

Poco a poco, El Altillo de Gud se ha convertido en el corazón social de Gud Climbing. Aunque los escaladores siguen siendo el principal público, cada vez son más los visitantes que llegan atraídos por la gastronomía y el ambiente. 

Muchos de ellos, tras una jornada de escalada, terminan con una comida o una cena. En ese proceso natural, se está forjando una nueva cultura de ocio saludable, donde deporte, amistad y buena mesa se entrelazan. 

“Queremos que todo el mundo se sienta bienvenido, escale o no. La idea es que quien venga una vez, quiera volver”, explica José Luis Olivares.  

El Altillo de Gud

El proyecto va más allá de la gastronomía. Desde sus inicios, Gud Climbing ha querido ser también un centro cultural y social, un espacio donde convergen distintas disciplinas. 

El Altillo de Gud alberga exposiciones temporales de pintura y fotografía, y organiza cenas maridaje con chefs invitados, como Jie Lin Wu (Madre Tigre). También colabora con instituciones y asociaciones, entre ellas la Fundación Aladina, que desarrolla actividades para niños con cáncer, o AJE Murcia, impulsando encuentros empresariales con un enfoque saludable. 

Además, el rocódromo ofrece programas de team building para empresas, que combinan sesiones de trabajo en la sala polivalente, bautismos de escalada y almuerzos o cenas en El Altillo. Una propuesta diferente y completa que no tiene precedentes en la región. 

En el centro de todo se encuentra el equipo humano. Monitores, cocineros, camareros y gestores comparten un mismo propósito: crear un lugar donde todos se sientan como en casa. 

A poco más de un año de su apertura, El Altillo de Gud se ha consolidado como uno de los espacios más singulares de Murcia con una propuesta combina deporte, gastronomía y cultura en una simbiosis natural. Lo que nació como el sueño personal de un escalador murciano se ha convertido en un símbolo del nuevo ocio murciano: en Gud Climbing no solo se asciende por las paredes; también se escala con ideas, con pasión y con la convicción de que la buena cocina, al igual que la buena escalada, se hace paso a paso, con las manos, el corazón y la vista puesta en la próxima cima. 

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