/ Mediterránea

A lo largo de la vida hay encuentros que dan lugar a amistades. Algunas, además, pueden ser origen de iniciativas diversas, como la de crear un negocio conjunto. Pero, seguro, no hay muchos que tengan como resultado una asociación tan original como esta: un pescador de Cambrils y un payés de la Garrotxa que se ponen de acuerdo para crear un restaurante frente al mar. Explicado así podría parecer el guión de una serie de televisión, pero al contrario, estamos ante un caso real y de éxito.

Que Barcelona es uno de los centros de referencia internacionales en cuanto al diseño está fuera de toda duda. Y el mejor lugar para comprobarlo es en el Museu del Disseny de Barcelona, DHUB, situado en un edificio de la plaza de les Glòries de interiorismo creador e innovador. En él, encontramos además otro proyecto que se ha puesto en funcionamiento hace pocos meses, la Cafetería Sauleda.

Tras pasar durante años por algunas cocinas célebres de Francia y Barcelona, Emmanuel Thomas abrió hace cuatro años Le Bistrot, su propio restaurante en el barrio de la Vila Olímpica. Como el chef es de origen francés, en la carta encontramos algunas preparaciones icónicas de esta tradición. Bien ejecutadas. Se aprecian positivamente los años acumulados en la hoja de servicios.

La Barceloneta está de moda. Viajeros en chancletas, vecinos de cháchara aposentados frente a su portal, vermuts en las terracitas, patinadores luciendo tipazo, niños jugando a la pelota en cualquier plaza... Todo esto y una gastronomía tradicional y marinera, con toques vanguardistas en algunos casos, hacen de este barrio uno de los más interesantes de Barcelona.

Locales como el Nut Gastrobar reivindican la altura de miras gastronómica en barrios currantes de Barcelona como es el de Navas –a caballo entre el Clot y la Sagrera– . ¿Ha sonado clasista? No es mi intención, al contrario.

Emilio José Andreu es murciano y de allí son muchos de los productos que hay en la tienda. “Nuestra cocina es una de las grandes desconocidas en todos los sentidos”, explica Andreu, de modo que ha decidido trasladar un poco de su tierra a Barcelona a través de algunas de sus joyas gastronómicas.

El restaurante Coordenades se halla en el local que, anteriormente, albergaba el Café de Nit, un punto de reunión habitual para los habitantes de Figueres. Su nombre hace alusión a las coordenadas geográficas del punto en que se ubica, concretamente, por si alguien quiere ir utilizando su navegador, 42º15’57” Norte y 2º57’26” Este.

La Barceloneta nos gusta. Por su olor a mar, por su aire marinero, por sus callejuelas de antaño y por su oferta gastronómica. En el mercado, verdadero corazón de este concurrido barrio barcelonés, se encuentra Caballa Canalla, un restaurante con tapas pero también con platos que recuerdan la tradición mediterránea.

Hace cuatro años justos que el YOURS abrió sus puertas con vocación de alimentar informalmente pero sin perder ni un ápice de rigor gastronómico. Aniversario feliz, mucha energía positiva.

Los autóctonos del Poblenou que aún no lo conozcan se sorprenderán, y mucho, cuando descubran el restaurante Catacroquet, abierto el pasado mes de abril. El local, que se encuentra en un inmejorable chaflán de ese barrio, ocupa un antiguo bar-restaurante de “los de toda la vida”.

Son establecimientos con grandes cristaleras y una decoración en madera cálida y confortable, que podrían remitirnos a ciudades como Londres o Nueva York, y que ofrecen bocadillos, ensaladas y zumos saludables elaborados con producto local de cuidada calidad y a precios asequibles. En pocos años han proliferado en las calles de Barcelona y han ocupado establecimientos, a poder ser esquineros, en distintos barrios de la ciudad.

Enrique Medina e Yvonne Arcidiacono son los responsables de esta elegante propuesta gastronómica que vio la luz en 2007, dos apasionados de la cocina con una amplia experiencia profesional a sus espaldas.

Una del mediodía, una pareja oriental y un grupo de italianos contemplan boquiabiertos desde sus taburetes el espectáculo más apetitoso cuando uno se dispone a “picar algo”: cómo cortan el jamón de bellota a mano con ese estilo inconfundible que ha hecho famoso este producto internacionalmente.

Sobre la mesa tienen ya unas cañas, olivas rellenas manualmente de anchoa y unas raciones de bravas y croquetas que captan la atención de los transeúntes. ¡Señores, esto sí que es un vermut!

Los que conocemos desde hace años los locales gastronómicos de la capital de l’Alt Empordà, por cierto, comarca referente en la restauración de Catalunya y España como bien demostró el gran Ferran Adrià, tuvimos una gran decepción con el cierre de El Dynàmic.

Corchos. Pleno centro de Barcelona, allí donde Rambla Catalunya toca Plaza Catalunya. Un poco más abajo, la Rambla. La ciudad condal recibe cada año más de 7 millones de turistas que a parte de admirar a Gaudí, también comen y beben.

A veces apetece comer de pie frente a una barra y otras, uno anhela manteles de hilo. No es lo mismo salir con los amigos, que tener una cena romántica, que celebrar los 80 años de la abuela, que querer cerrar un contrato.

En pleno barrio Gótico de Barcelona y a pocos pasos de espacios tan relevantes de la Ciudad Condal como son la Catedral, la Basílica de Santa Maria del Mar, el Mercado de la Boqueria, el Liceu, el Museu Picasso o el Palau de la Música Catalana, entre muchos otros, se encuentra, en un lugar tan emblemático por su indescriptible belleza como por el peso de la historia de la que fue testigo, la plaza de Sant Felip Neri.

Una cala de la Costa Brava por el que no ha discurrido el tiempo y dónde olvidarse de los turistas. Cala Banys, con sus árboles exóticos y sus vistas al mar, te invita a tomar un aperitivo de lujo.

Afortunadamente, cada cierto tiempo nace en la Ciudad Condal algún establecimiento que huye de los estereotipos al uso en cuanto a los “locales modernos” y que, en cambio, apuesta por la recuperación de lugares emblemáticos y con historia. El Restaurante Cervecería Artesans es un ejemplo de ello. Está ubicado en un local construido en el siglo XIII, cerca de la iglesia de Santa María del Mar, cuando el Mediterráneo llegaba hasta lo que hoy es la calle Bonaire, donde los pescadores solían varar sus barcas.

Un concepto tan redondo como el del “pintxo” de la cocina vasca, es el punto de partida que los creadores de La Taberna del Pintxo se marcaron para elaborar una oferta basada en el tapeo, más o menos informal, pero de calidad y con un claro carácter andaluz y mediterráneo. 

Situado en pleno centro de Barcelona, entre las calles de Tallers y Pelai y las plazas Universitat y Catalunya, pocos locales de cualquier tipo pueden presumir de tener un nombre que refleje con tanta exactitud su situación geográfica. El Cèntric Bar fue fundado allá por 1862 y reabierto tras la guerra civil en 1942, con gran éxito entre los artistas que trabajaban en los espectáculos de la zona y frecuentaban tanto el Cèntric, dándole un ambiente muy especial.

A pesar de su, relativamente, corta historia –el Mentidero se fundó en el año 2004–, esta taberna granadina está llena de historia gracias a la figura de “Chico” Fernández. Imprescindible e inquieto personaje, de esos que se apuntan a un bombardeo, pero no a uno cualquiera.

En la ciudad de Gaudí, enmarcada por el arte modernista, nos desplazamos al oeste de Barcelona, cerca de la Illa Diagonal. Concretamente al lado del hotel Hilton, donde se ubica el restaurante Mosaic, perfecta elección para una comida de negocios entre semana, debido a su situación en el distrito financiero de la capital catalana.

Una construcción rústica de paredes imperfectas, con techos muy altos y vigas centenarias a la vista. Pinceladas de blanco y azul cielo inundan todo el espacio acercándonos, más si cabe, al Mar Mediterráneo que se divisa desde una de sus terrazas. Así es La Más Bonita, un trozo de paraíso en la Playa de La Patacona (Aboraya, Valencia).