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Los chiringuitos de playa están de moda. Algunos dirán, y con razón, que nunca habían dejado de estarlo. La novedad tal vez es que cocineros de cierto renombre hayan querido recuperar este formato y darles nuevos aires.
Para entender el carácter de La Martina, hay que conocer cómo es el grupo que la acoge. Josep Maria Lloret y Lourdes Puig (también en el cargo de directora) son los propietarios del grupo Gran Claustre y disponen de un amplio abanico de opciones para desplegar estratégicamente su plan de negocio.
En tierras valencianas a este almuerzo popular se le conoce con el término de ‘esmorçaret’ (algo así como almuercito). No obstante, de pequeño tiene poco y si seguís leyendo descubriréis el porqué de esta afirmación. Empezamos.
Como siempre se ha dicho ‘para gustos colores’ y, en este caso, también añadiríamos sabores. En este restaurante de reciente apertura, y ubicado en pleno Ensanche valenciano, les gusta pensar que el color y el sabor se complementan. Esto mismo es lo que transmiten en su cocina que te invita a centrar la mirada sobre el plato que tienes delante y que al probarlo las papilas gustativas se pongan en marcha rápidamente. Y es que si por algo destaca la propuesta de Funtastik es por ese innato atrevimiento de Víctor Salvador, su chef y también propietario.
Quiquiriquí. Esta conocida onomatopeya, que imita el canto del gallo, ha servido como inspiración a Marcos Pujadas y sus dos hermanos para abrir Cocoricó & co, un restaurante que tiene al pollo como protagonista absoluto. "Cocoricó es como un bistró afrancesado, de ahí que le hayamos puesto este nombre, partiendo del canto del gallo", explica Marcos Pujadas, chef y uno de los 3 socios del local, que se gestó durante el confinamiento y abrió sus puertas hace un mes, a mediados de noviembre.
Una clientela afianzada, a pesar de los tiempos de crisis. Esta es una de las ventajas que destaca Ana Ruiz y Quintín Quinsac, al frente de AQ Restaurant de Tarragona, a la hora de responder cómo les ha ido todo a raíz de la llegada del coronavirus. “Gracias a ella, que apuesta por nosotros, estamos aquí. Fue una gran sorpresa que, durante el primer confinamiento, nos apoyaran y nos siguieran tanto en redes sociales”, completa Ruiz.
Entre arcos góticos, próximos al siglo XIV, el Restaurant Arcs de Tarragona ofrece la oportunidad de disfrutar de una velada, casi podría decirse, que medieval. Carlos Llobet, al frente del negocio, le da mucha importancia a la experiencia culinaria, aunque defiende que viene acompañada de muchas variables. “Una comida o cena es un todo: el lugar, el servicio y la comida”, expresa. Preguntado sobre qué los caracteriza, dice que cree en poder fusionar innovación y tradición.
Las recetas tradicionales de la península Ibérica se dan cita en El Nacional, un espectacular local que acoge 4 restaurantes y 4 barras especializadas en su interior, que, a finales del siglo XIX albergaba un teatro en el que se recitaban zarzuelas y operetas. Después del teatro, se reconvirtió en una fábrica de zapatos de piel de lujo y, posteriormente, en un concesionario de coches de época de alta gama y un parking privado hasta la apertura de El Nacional, en octubre del 2014.
En diciembre de 2015 abría sus puertas El Mercader de l’Eixample, un restaurante ubicado en un precioso chalet modernista en la calle Mallorca de Barcelona, junto al pasaje de Mercader, muy cerca de la Rambla de Catalunya. Pese al poco tiempo transcurrido desde su apertura, ya se ha consolidado como una referencia slow food en Barcelona.
Daniel Malavia Cuenca y Roseta Félix Monzó son los nombres de dos cocineros jóvenes y entusiastas cuya trayectoria profesional empieza a despuntar de manera admirable desde su proyecto Fraula. Un bonito restaurante, ubicado en el mismo centro de la capital valenciana, cuyos inicios han sido del todo atípicos. Y es que, a los dos meses de su exitosa andadura, la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, les obligó a echar forzosamente el cerrojo.