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Es la una del mediodía de un lunes cualquiera en Eat Is Life. No importa la fecha. El restaurante permanece abierto todo el año, algo no demasiado común en Ibiza. Comienza a formarse la cola alrededor de la cocina acristalada del restaurante, donde el equipo ya ha dispuesto los ocho platos del día.
Una amplia terraza y una sala espaciosa iluminada por claraboyas dan la bienvenida al visitante. Hay buenas vistas, todo son ventanales y la gente que viene de la playa puede disfrutar de un entorno tranquilo. De hecho, hay unas pequeñas duchas en el exterior, donde uno/a se puede refrescar. La versatilidad del emplazamiento es completa y el perfil del comensal muy variado. Incluso puntualmente y en temporada baja, acogen eventos como bodas y comuniones.
“Este edificio es parte de nuestra esencia, respetamos su estructura original. Fue construido en 1780 aproximadamente y creemos que tiene un carácter al que le hemos sabido sacar partido. En El Casinet no tenemos ni clientes ni comensales, tenemos amigos que vienen a comer y se les ha de tratar con mucho respeto. Los colores, las luces y la distribución están concebidas para su disfrute, para que lo que les gusta lo puedan compartir”, explica el responsable de cocina, Sergi Escolà, mientras señala la sala.
A nueve kilómetros de Roses y siguiendo la carretera que lleva hasta el antiguo restaurante El Bulli de Cala Montjoi (donde actualmente se levanta el nuevo proyecto gastronómico de Ferran Adrià, el BulliFoundation) encontramos otras pequeñas calas alejadas de la masificación turística y con unas vistas espectaculares del privilegiado entorno en que se encuentran. Uno de estos lugares es cala Pelosa, situada al abrigo del cabo Norfeu, a veinte minutos en coche del centro de Roses.
El milagro de que un restaurante esté abierto desde 1960 es de tal magnitud como el ejercito de camareros que dan servicio en los distintos espacios del restaurante La Tana (Cabo de Palos, Cartagena). El espacio más cotizado en los meses que marcan la primavera y el propio verano es la terraza, que además de estar situada en el paseo de esta zona costera de la Región de Murcia, ofrece unas vistas al pequeño puerto de la localidad, a uno de sus diques y al mar abierto que transmite tanta tranquilidad y sosiego como quieras recibir.
Y es que si una cosa tenía clara el impulsor del proyecto, Federico Cervera, perteneciente a una familia de 4 generaciones de tradición culinaria, era que la filosofía del proyecto iba a beber de las raíces locales apostando por el producto autóctono. El resultado: diferentes estilos de cocina pero elaborada con productos de la comarca de la Marina Alta.
La trayectoria del cocinero comienza en una pequeña pastelería de la capital donde siendo muy joven hacía ya sus pequeñas creaciones teniendo el dulce como protagonista. Aprovechó esta circunstancia para habilitar un salón contiguo donde empezó a experimentar su vena gastronómica ofreciendo comidas a los clientes. La cosa no fue mal y años más tarde abrió su primer restaurante en la zona más castiza de Castellón. Cocinero autodidacta, su único referente era lo que siempre había visto cocinar en su casa.
Cuando uno entra en ClassRoom deja el ajetreo de la calle Entença para disfrutar de un buen ambiente y cocina. Aquí cabe todo: desde un desayuno relajado, pasando por un menú con buen producto del día, hasta una cena romántica con platos elaborados o una mesa informal y divertida donde compartir unas tapas.
Pins 46 es el último en llegar al pequeño grupo de restaurantes de la familia Caules Arguimbau, que cuenta también con el restaurante pizzería Roma, y cuyo buque insignia es el casi mítico Café Balear.
La experiencia acumulada por Toni Martorell se transmite en su nuevo proyecto, una fonda que abrió el 3 de octubre de 2017, después de cerrar un ciclo fructífero y muy frenético junto al chef Marc Fosh, el primer británico que consiguió una estrella Michelin en España. Trabajó con él durante 7 años -Brasería Missa y Simply Fosh- tras haber pasado anteriormente por la Escuela de Hostelería de las Islas Baleares y de haber pisado cocinas de restaurantes destacados de Cataluña -como Can Jubany o Els Tinars- y del País Vasco -como Zuberoa-.
Para un restaurante marinero, pocas ubicaciones pueden ser mejores que el muelle del puerto, a la vera del mar. Noves Algues es un restaurante de medidas generosas y con amplia sala totalmente acristalada para disponer de una mejor contemplación de las embarcaciones amarradas. Además, cuenta con una terraza y un amplio espacio chill out para el tercer tiempo gastronómico.
Materializar un sueño
Hace 30 años Marga Villalonga inició uno de sus sueños, tener un restaurante propio: Ca Na Marga. Para hacerlo realidad compró un chalet en la urbanización Ses Salines, de Fornells, en la costa norte de Menorca y, junto a su marido Jordi Pons, lo transformaron en un restaurante, y abrieron las puertas del restaurante Ca Na Marga en el verano de 1988. Aunque no hay ningún antecedente familiar, cuando sus dos hijos Jordi y Maite crecieron, estudiaron hostelería y se incorporaron al negocio.
Tres metros y medio de profundidad de unas aguas tan ricas en nutrientes que se visten en tono verdoso debido a la abundancia de algas y fitoplancton. Una sopa salada y esencial que alimenta con generosidad a las ostras y a los mejillones que degustas justo encima de su hábitat. Milla náutica cero, más cerca no se puede estar. Y además, se va poniendo el sol. Tiñendo naranjas sobre el paisaje de una costa que regala la silueta pétrea e impresionante de los Puertos de Tortosa-Basseit.