Tibu-Ron Beach Club

Tibu-ron Beach Club, espíritu renovado en la playa de Castelldefels
Tibu-Ron Beach Club
Tibu-Ron Beach Club
22 Julio, 2021
Laia Antúnez
Volvemos a Tibu-Ron Beach Club para descubrir el carácter renovado de este restaurante ubicado en la playa de Castelldefels. Nueva decoración vegetal, una propuesta gastronómica internacional, con cocina ininterrumpida, que se suma a sus icónicos arroces y tapas mediterráneas, y una apuesta por las tardes de copas frente al mar. Huele a verano y nos sabe de maravilla.

En 2016 visitamos uno de estos locales a los que, especialmente cuando llega el verano, apetece volver: Tibu-ron Beach Club. Ubicado en primera línea de mar, en el municipio de Castelldefels (Barcelona), este es uno de los mejores ejemplos de que en las playas del Baix Llobregat se cuece una gastronomía que no nos debería pasar desapercibida. Ahora, el beach club, uno de los buques insignia de Tibu-Ron Group, afronta esta temporada estival con un carácter totalmente renovado, que hemos querido descubrir. 

Calle Ribera de Sant Pere, 15
Castelldefels Barcelona
España

Más verde, mismas vistas

Los responsables de Tibu-ron Beach Club supieron darle la vuelta a los meses de invierno y a la situación de cierre derivada de la pandemia y aprovecharon ese contexto para renovar íntegramente todo el proyecto. Los cambios son sustanciales, desde los más visibles relativos al interiorismo, hasta la carta, que mantiene su esencia mediterránea pero que amplía fronteras. Lejos queda ese modelo que combinaba restauración y ocio nocturno, en un entorno de aires ibicencos. 

Ahora, las grandes plantas y una seleccionada, y muy bien cuidada, decoración vegetal presiden el local, que, tras esta reforma, transmite una nueva calidez. Vegetación coordinada con mobiliario de madera y mimbre y sillones de estampado natural, que contrastan con acabados industriales y suelos de cemento pulido. Una propuesta decorativa que bebe de las tendencias más instagrameables y que quiere aproximar el local a los beach clubs internacionales de estilo balinés, más que los tradicionales restaurantes mediterráneos. 

Interior Tiburon

Las vistas al mar siguen siendo de excepción, ya sea desde su gran terraza exterior, con mesas y sillas a pie de arena; su diáfana zona interior, con amplias cristaleras que se pueden abrir para garantizar la ventilación tan deseada en época pandémica; o desde la privilegiada terraza panorámica que corona la parte superior del edificio, un escenario perfecto para disfrutar de la hora del vermut, pero también para tomar unas copas relajadas al atardecer. 

Con mirada internacional

Este nuevo carácter de beach club internacional también se ve reflejado en la carta, que incorpora platos que funcionan a cualquier hora del día como la sabrosa hamburguesa de lomo alto de vaca Angus con queso Idiazabal y shiitake salteado; los tatakis, de solomillo de ternera con cremoso de tupinambo o de atún con verduras salteadas al wok; y los risottos. Además de recetas que miran hacia Asia como el pan bao de costilla ibérica guisada con salsa hoisin; el pollo japonés estilo karaage con verduras en tempura; y los fideos udon con butifarra de payés y setas, una buena manera de reinventar un clásico oriental con ingredientes locales.

Hamburguesa de lomo alto de vaca Angus

Uno de los grandes aciertos de su nueva carta es la incorporación de muchos más platos frescos y saludables, no solo para el verano, que se suman a sus ya habituales ensaladas. Una tendencia cada vez más instaurada en los restaurantes a pie de playa. Las propuestas son completísimas y contemplan combinaciones como el poke bowl de salmón, mango, aguacate y edamame; el finísimo ceviche de corvina macerada con cítricos, mango y el toque especial de la leche de coco, o la recién llegada ensalada de quinoa con brotes de espinaca y aguacate, que aderezan con una vinagreta de yerbabuena. Para el calor, su gazpacho con verduritas se hace indispensable.

Del lado mediterráneo

Los que conocían Tibu-Ron Beach Club por su oferta de cocina mediterránea no tienen que temer porque sigue estando ahí, todavía más reforzada y ampliada. Se puede elegir entre una larga lista de tapas tradicionales y marineras, una selección de carnes y pescados especiales y una nueva incorporación a la que conviene prestar mucha atención: el “frit” de bogavante. Este plato, que tiene sus raíces en la isla de Formentera, combina lo sublime de este crustáceo con ingredientes de carácter más mundano como las patatas y los huevos fritos. Una elección infalible si lo que queremos es ponernos las botas.

Frit de bogavante

Por fin llegamos a los arroces, que son, sin duda, el sello de identidad de la casa, pero también del resto de restaurantes que este grupo gestiona en Castelldefels. Desde la cocina, el chef ejecutivo, César Rodríguez, puede presumir de que sus recetas de arroces han subido al podio, durante dos años consecutivos, del concurso Mejores Arroces de España. Un buen trabajo que se deja saborear en propuestas como el arroz de butifarra, costilla y pulpo, el socarrat de cerdo ibérico con foie gras o el arroz caldoso de bogavante. Sin olvidar otras recetas más clásicas o propuestas veganas como el arroz de alcachofas y tofu, que adquiere el aspecto de un arroz negro gracias al uso del alga nori.

Adiós al baile

Si bien el local estaba acostumbrado a entregarse a la noche y el baile, la realidad del momento les ha obligado a replantear su propuesta. Han dicho adiós a su conocida pista y a los DJs, para dar prioridad al tardeo y invitarnos a degustar unas copas relajadas frente al mar. Por eso, también han ampliado sustancialmente su carta cervecera, de vinos y, sobre todo, de coctelería. Su característica barra de mojitos sí que ha sobrevivido a la reforma, y sigue facturando sin descanso sus icónicos combinados y sus copas de sangría de cava, perfectos para alargar una buena jornada playera. Un cambio gastronómico y de carácter que nos contagia, además, con el mejor espíritu veraniego. 

Fotos: Marta Becerra.

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