El Guiño

El Guiño, bar cultural en el corazón del mármol
El Guiño
El Guiño
6 Enero, 2023
Curro Lucas
El Guiño es un restaurante informal dentro de un museo en un entorno en el que se respira arte y cultura. Con menos de seis meses de vida, sus promotores lo describen como un bar canalla, espontáneo y pasional. ¿Su cocina? Urbana con influencias internacionales de diferentes culturas.

La ubicación de El Guiño es relevante. Aunque no se encuentra ni en la costa, ni en una gran ciudad, ni en una carretera de paso. Está ubicado en el Valle del Almanzora, concretamente en el municipio de Olula del Río. Quizás esta información no te diga nada, pero es el corazón de la conocida como Comarca del Mármol, cuya actividad industrial supone uno de los pilares económicos de la provincia de Almería. Muy cerca está la empresa multinacional más famosa de la zona: Cosentino. Pero El Guiño también está ubicado en el edificio del Centro Pérez Siquier y junto al Museo Casa Ibáñez, dos de los espacios expositivos más interesantes del sureste peninsular. Por si fuera poco, el entorno está custodiado por la Mujer del Almanzora, una gigantesca cabeza de mármol obra de Antonio López, Premio Nacional de Arquitectura.

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El local se llama El Guiño como una referencia de admiración al gesto facial del fallecido Carlos Pérez Siquier, Premio Nacional de Fotografía en 2003, al mirar a través de su cámara. Una fotografía de la colección de La Chanca del artista almeriense preside el salón de El Guiño. También reproducciones de dos de sus fotografías ayudan al cliente a elegir el baño correcto.

Detrás de El Guiño, que abrió en junio de 2022, hay tres jóvenes socios: Cristian, Manuel y Javier. Dos son arquitectos y el tercero se dedica a la comercialización de pescado. Pero también cuentan con experiencia hostelera, ya que tienen vínculos con otro restaurante y un bar de copas en la misma zona. Comparten inquietudes culturales y por eso su local está abierto a convertirse en altavoz de los artistas de la zona. Hasta disponen de un DJ residente.

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Canalla, espontáneo y pasional

El Guiño presume en su web de ser un restaurante canalla, espontáneo y pasional. Tres adjetivos que, según sus promotores, resumen lo que quieren ofrecer en el local. Es canalla porque busca la informalidad de los restaurantes urbanos en los que lo mismo comes un delicado tartar de atún rojo que te manchas las manos y la barbilla devorando una hamburguesa. Es espontáneo por el trato y la cercanía de los camareros. Y es pasional porque se ha contagiado de todo ese arte y cultura que rodea al local

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Al frente de la cocina está Alba Martínez, joven cocinera que atesora ya nueve años de experiencia en restaurantes de la comarca. En la carta de El Guiño busca jugar con sabores de diferentes culturas con concesiones a las cocinas internacionales con más reputación actual. En sus creaciones se puede adivinar una tímida predilección por el continente asiático. Por algo su referencia profesional principal es (¡Oh, sorpresa!) el mediático Dabiz Muñoz. En cuanto a sus productos fetiche, prefiere trabajar con pescados y mariscos.

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Algunos platos que llaman la atención de la carta de El Guiño son el suquet de txangurro al estilo tailandés gratinado, los buñuelos de carrillera de cerdo guisada con su jugo y licuado de manzana verde, los présoles (guisantes) al dente con panceta ibérica, puré trufado, yema y crujiente wonton o la pipirrana con boquerones en vinagre y su raspa.

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Completan la oferta gastronómica de El Guiño algunas carnes a la brasa, pescados y mariscos, bocadillos de corte moderno y varios platos veganos, además de tablas de jamón y queso del cercano pueblo de Serón. En los días fuertes refuerzan con platos fuera de carta.

Coctelería

Otra de las patas de El Guiño es la coctelería. Una carta que mezcla tragos clásicos y modernos que proponen para acompañar la comida o para tardeos. Exploran muchas opciones, incluyendo cócteles con cerveza, vinos de Jerez y otras denominaciones de origen.

En cuanto al interior del local se nota que hay dos arquitectos en el proyecto. Se trata de una propuesta minimalista y luminosa salpicada de notas de color que contrastan con un blanco marmoleo que predomina en los fondos y que es el común denominador en todo su entorno.

Con todos estos argumentos y mucha ilusión los socios de El Guiño pretenden llamar la atención y fidelizar a los clientes de la comarca, única opción posible en una comarca con poco turismo y poca rotación de clientela. Lo cierto es que quizás no haya nada parecido en muchos kilómetros a la redonda.

Como curiosidad, el artista Andrés Ibáñez se deja ver de vez en cuando por el restaurante. Conocido por sus artículos de opinión en la prensa local, recientemente firmaba una columna bajo el título La tontuna gastronómica.

El Guiño cierra los lunes, como los museos de la zona.

Plaza de la Cultura, 1
Olula del Río Almería
España

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