Mediacaña Merendero
La carta de Mediacaña, un restaurante a pie de playa ubicado en Torrox Costa, armoniza perfectamente el típico espeto con unas zamburiñas. Da un paso más en el concepto de chiringuito tradicional, y es que no renuncia ni al espeto ni a las buenas frituras de pescado, pero da una vuelta de tuerca y ofrece un repertorio que rompe moldes, no sólo en la costa oriental sino en todo el litoral andaluz.
Av. del Peñoncillo, 46
29793 Torrox Málaga
España
Con acento andaluz y gallego
Si hay que buscar un culpable, es el chef Daniel Barreiro. A pesar de llevar tres años al frente de los fogones de este chiringuito en Torrox Costa, su acento gallego delata su procedencia. Fiel a su tierra y a sus orígenes, a Daniel no le ha temblado el pulso al introducir en la carta de Mediacaña Merendero unas zamburiñas a la plancha o una inconfundible tortilla de Betanzos. Cremosa y sabrosa. Todo un espectáculo.
“Cuando llegué aquí, diseñé la carta, pensando en lo que tradicionalmente funciona, pero arriesgando también con otros platos que no se esperan en un chiringuito”, explica el cocinero. Y no se refiere sólo a las recetas gallegas que ha ido añadiendo “para dejar huella”, sino también a algunos platos creativos que demuestran que al frente de los fogones hay alguien apasionado por la buena cocina, independientemente de donde sea. Y esa mescolanza de sabores tradicionales y de distintas formas de entender la gastronomía funciona a la vez que sorprende.
Entre los platos que más recomienda Daniel están las carrilleras. “Las guisamos con una base muy tradicional, pero siempre a baja temperatura, con 48 horas de cocción, algo que no es habitual encontrarlo en restaurantes de la zona”, explica. El resultado no decepciona. La carne se deshace prácticamente con el tenedor.
Clásicos mediterráneos y saber hacer
En la propuesta gastronómica de Mediacaña Merendero no renuncian tampoco ni a las frituras ni a los arroces. Entre estos últimos, Daniel Barreiro se tomó como un reto profesional conseguir un meloso que llevara el sabor de la costa malagueña. Se trata de un arroz “con fondo de pescado de La Caleta”, donde la jibia y las gambas, junto a un toque del chef, otorgan mucho sabor al plato.
Como buen cocinero, Daniel tiene este y otros secretos en sus recetas, como ocurre con las gambas al pil pil. “Lo hacemos como casi siempre, pero con algunos truquillos”, explica. Averiguar qué ingrediente misterioso lleva es tarea de un buen paladar.
En el espeto, eso sí, no se ha tocado nada. Máximo respeto a las costumbres culinarias de la zona. “Intentamos comprar las sardinas en la lonja de La Caleta de Vélez, muy cerca de aquí”, apunta el chef. La fórmula es tan sencilla como ancestral: la leña de olivo, la brisa marinera y el buen hacer de un espetero experimentado. Con todo ello se consigue la textura y el sabor auténtico de la fritura malagueña y del espeto.
Daniel Barreiro admite que arriesgó al meter en la carta la tortilla de Betanzos, hoy casi universal, pero claramente identificada con su tierra. “Aquí me decían al principio que la gente no la iba a querer porque estaba poco hecha, pero al final es de lo que más funciona”, asegura.
Donde ha dado una buena vuelta de tuerca es en algunos de los postres. En especial, en el ‘cheesecake’. Es una deconstrucción de la tarta de queso tradicional, con añadidos divertidos: ‘cookies’ y petazetas con un poco de helado de fresa. “A la vista no parece una tarta de queso, pero cuando te metes una cucharada notas todo su sabor”, matiza el cocinero de Mediacaña.
Cocina casera y productos de cercanía
A Daniel Barreiro no se le escapa un detalle en su cocina. Apuesta por controlar cada ingrediente que va en sus platos. “Todo es casero, desde las salsas hasta los postres”, apostilla. También es fundamental la importancia de los proveedores. Busca siempre productos de cercanía y de calidad. “No vamos a traer mango o batatas de otros sitios si aquí los hay muy buenos”, comenta.
En ese sentido, asegura que les da igual “pagar un euro más por kilo si el producto está en buenas condiciones y fresco”. Con esa filosofía culinaria, no es de extrañar que quien prueba, repite. “Aquí tenemos de todo, los clientes que buscan tradición y no les falta con los platos clásicos y los que vienen a probar cosas diferentes respecto a los restaurantes de la zona”, asegura el cocinero.
En Mediacaña Merendero lo mismo se puede ver a un torroxeño de origen que a muchos de los residentes alemanes que viven allí en la actualidad, atraídos por su propuesta y por sus vistas al mar Torrox Costa.
No solo fotografiarás la comida
Además de sorprender por sus sabores y sus secretos, Mediacaña se diferencia también por amenizar muchas veladas con eventos en directo, donde la música flamenca y los espectáculos se combinan con el ambiente relajado del mar.
No es el único restaurante en Málaga que ofrece amenizar las tardes y las noches de esa forma. Pero, hay algo que lo hace diferente al resto, al margen de su cocina. Tanto en el interior como en el exterior hay dos elementos que sorprenden y que suelen fotografiarse casi tanto como los platos que elabora Daniel Barreiro: por un lado, está el Castillo Maini, una fortaleza en miniatura de casi cuatro metros de altura, que está en la entrada del restaurante. Tiene 256 ventanas, tantas como días necesitó su autor, el danés Anton Jense, en construirlo.
Además, el mismo artista, que ya ha dejado su huella en otros enclaves de Torrox, creó también para el salón de Mediacaña Merendero un águila de grandes dimensiones usando simplemente conchas recogidas en la playa. Ambas obras son dos auténticas proezas que están en consonancia con las que se hacen en la cocina de este chiringuito.
Y no hay que olvidar que este restaurante está a pie de playa, con una terraza acogedora, con un estilo moderno y sencillo para evadirse con los platos que prepara Daniel Barreiro.