/ Andalusí
Málaga es una de las provincias mas señeras de España en cuanto a calidad y diversidad gastronómica. Fiel reflejo de esto son los restaurantes que se abren cada temporada con estilo, buen gusto y cartas trabajadas para ofrecer conceptos gastronómicos muy bien definidos.
En un mundo culinario en el que la innovación manda muchas veces, es un privilegio encontrar lugares para comer como Mesón La Estancia, donde el producto y el servicio son las insignias de oro de la casa. Este restaurante, que lleva abierto más de 20 años, cambió de propietario en 2019.
Vivimos un momento en el que la gastronomía inunda muchos ámbitos. A la gente le gusta comer y el sector gastronómico se ha convertido en una faceta transversal de muchas otras cuestiones. Comemos mucho y, aparentemente, de todo. Las redes le dan visibilidad a muchos alimentos saludables para esta vida tan ajetreada que lleva la mayoría, pero, sin embargo, nos hemos olvidado de cocinar en la mayoría de los casos.
Desde 2018, flamenco, embrujo, cultura y gastronomía se dan la mano en lo que una vez fue la puerta de entrada a Granada, justo en la falda de la Alhambra. Aquí es donde se ubica Faralá, un restaurante que ha convertido un almuerzo o una cena en toda una experiencia de principio a fin, y que está rodeado de historia y legado.
En 2017 nos acercábamos al barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera de Barcelona para descubrir una de sus más flamantes incorporaciones gastronómicas: el restaurante Quillo. Años después volvemos a visitarles para ver qué novedades se cuecen ahora en sus fogones.
Al adentrarnos en Casa Montilla, uno tiene la sensación de haber dado con un establecimiento que lleva toda la vida funcionando: salta a la vista su arraigada propuesta de cocina y su cercanía con el cliente. Sin embargo, Antonio Montilla, un joven de apenas 32 años, junto a su pareja Nazaret, también apasionada de la gastronomía, abrieron esta taberna justo unos días antes del estallido de la pandemia.
Hablar de El Pimpi es hablar de la historia viva de Málaga, no solo en lo que a gastronomía se refiere, sino también en cuanto a cultura y labor social. El Pimpi es mucho más que un restaurante, es una institución, un lugar de culto para los visitantes y para los malagueños. El Pimpi es Málaga, es identidad, es un lugar de visita obligada cuando alguien viene a la ciudad, da igual si es la primera vez o la décima.
Cada vez resulta más evidente que para abrirse paso en un mundo tan competitivo como es el de la alta cocina la especialización es un buen recurso. Lo demuestra Ángel León en Aponiente con su trabajo sobre los pescados de descarte que le han llevado a lograr dos estrellas Michelin. Y lo demuestra en Sollo Diego Gallegos, una estrella, trabajando también sólo con pescados, aunque en este caso de río y de pantano.