Lucio

La nueva vida de Lucio, un clásico de Torrelavega
Restaurante Lucio
22 Abril, 2024
Igor Cubillo
Los hermanos Arrabal tomaron en 2022 el relevo al mando de Lucio, un clásico de Torrelavega, una “parrilla asador” que mantiene las carnes a la brasa como gran reclamo.

Podría decirse sin riesgo de equivocación que Lucio, el restaurante puesto en marcha por Lucio Ortiz en los años ochenta, fue durante lustros el gran referente hostelero de Torrelavega (Cantabria), el establecimiento que marcaba la diferencia y se ganaba el favor de vecinos y visitantes. Lo hacía con una propuesta eminentemente clásica que atraía no pocos comensales. Hubiera sido una pena contemplar ese espacio plagado de historia e historias transformado en un gimnasio o en un supermercado, suerte que han corrido viejos referentes en otras ciudades. Que no haya seguido este mismo destino hay que agradecérselo a los hermanos José Luis y Marcos Arrabal.  

Ellos tomaron las riendas del negocio en noviembre de 2022, y lo hicieron con el firme convencimiento de reducir tajantemente una carta inabarcable y un tanto demodé que incluía 82 platos, cifra que induce al mareo. Con intención también de adaptarla a los tiempos que corren, al espíritu y el gusto de unos emprendedores treintañeros, pero sin suprimir los grandes clásicos particulares, las recetas que dieron fama regional al lugar. Un ejemplo es el pastel gratinado de bacalao, la ensalada crujiente con jamón y queso de cabra que muchas mesas continúan pidiendo o las rabas de calamar y croquetas de cocido y jamón ibérico, que siguen acumulando fans acérrimos. También despiertan fervor las almejas a la marinera, otra propuesta del viejo Lucio que ha sobrevivido a la renovación. 

“Buscamos lo que te esperas hoy cuando entras a un restaurante de toda la vida con parrilla, que es cocina tradicional, producto y cariño”, enumera Javier Alonso, responsable de cocina. De ese modo, el cambio de gerencia y el ligero lavado de cara no han desprovisto de un aura entrañable al espacio, que cuenta con una amplia barra y tres comedores repartidos en dos alturas.  

El refectorio más grande y acogedor ocupa buena parte del primer piso y, además de lucir algún mueble antañón rescatado del domicilio donostiarra de un marqués, sus paredes las engalanan ahora ‘retratos’ de vacas tudancas, limusinas, frisonas, asturianas de los valles, charolesas y escocesas de montaña. Las imágenes, que seleccionan razas de vacuno presentes en Cantabria, ya dejan entrever que los Arrabal cuentan con familia ganadera y adelantan que la carne continúa siendo aquí el principal reclamo de la carta.  

C. Goya, 2
39300 Torrelavega Cantabria
España

942 80 70 96
De martes a sábado, 11 a 17h y 19.30 a 00h; domingo 11 a 17h

Parrilla de leña en Lucio 

En la parrilla “de leña” del establecimiento se asan entraña, costilla certificada de angus, solomillo y chuleta de vacuno mayor, lagarto y abanico de cerdo ibérico, carnes que acompañan de patatas gajo caseras y salsas opcionales. Una de las estrellas del lugar es el t-bone, corte que permite probar solomillo y entrecot en una única pieza que el cliente termina de asar en un plato de barro elaborado por Alfarería de la Calle (Arrabal de Portillos, Valladolid) y posado a su vez, a modo de parrilla portátil, sobre brasa ardiente.  

En Lucio se atreven también con el pescado y el marisco. En temporada y fuera de carta es posible darse un homenaje con machote y bonito recién pescados, y durante todo el año tientan al comensal con lubina a la media sal y su “especial de merluza”, que presenta al gádido escoltado por una crema de setas en cuya elaboración interviene jugo de carne. Por otra parte, los langostinos con “salsa de la huerta”, una crema verduzca a base de queso y espinaca, llegan a la mesa con las colas convenientemente peladas, para facilitar su degustación. 

Asimismo, alegra observar en la carta diaria la presencia de bastiones de la cocina popular que delatan el origen lebaniego de los responsables del restaurante, pues no faltan picadillo de Liébana con patatas y huevos de codorniz, tortus de queso picón, picadillo y callos, ni borono (una especie de morcilla que incorpora harina de maíz) con chutney de manzana. Y el apartado de postres caseros incluye flan de queso y tartas de zanahoria, limón y hojaldre, esta última por encargo.  

Esa oferta fija convive entresemana con un atractivo menú del día que un jueves lluvioso de enero puede constar de menestra con lechazo, arroz con almejas, pastel de setas, ensalada César, burrito de pollo escabechado, presa duroc a lo Pedro Ximénez, bacalao a la vizcaína y parrillada de pescado.  

Restaurante Lucio

Un restaurante donde conservar las raíces 

Así reescriben los hermanos Arrabal la historia de una casa célebre ubicada en plena zona de vinos y ambiente de ocio de la capital de Besaya, comarca de marcado carácter industrial, en el corazón de una localidad colindante con referentes turísticos como Santillana del Mar, Piélagos y Puente Viesgo. Difícilmente se podría mejorar, por tanto, la localización de un negocio que no descuida las propuestas de cuchara, ya que sus comandas pueden incluir callos a la madrileña, cocido montañés, cocido lebaniego y judiones con venado estofado.   

De esta manera, pese a los cambios experimentados con las decisiones de la rejuvenecida jefatura, Lucio continúa anunciando una propuesta de corte tradicional donde cabe un milhojas de patata y boniato (con tártara y salmón) pero, al fin y al cabo, mandan sencillez y sabor. Está llamado a ser ese necesario restaurante donde se conservan las raíces del lugar y la gente, viejos clientes, familias, cuadrillas de jóvenes y algún empresario, donde se continúa compartiendo alegrías, brindis y conversaciones alrededor de una carne a la brasa. 

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