A Casa Pequena

A Casa Pequena, una tapería rústica de aldea
A Casa Pequena
8 Agosto, 2025
Alberto Traversa
En el corazón rural de O Salnés, A Casa Pequena reinventa el espíritu del furancho con alma de tapería: cocina casera, vinos propios y sabor auténtico bajo la sombra de los árboles.

Dícese de un ‘furancho’ que es un local en el rural de Galicia, por lo general propiedad de una bodega o parte de una vivienda particular, donde se vende el excedente de vino casero producido por los propietarios, junto con comida casera. Pero según Pedro Méndez, viticultor y propietario de A Casa Pequena, este establecimiento es hoy una “tapería rústica de aldea”, un espacio con un origen inconfundible de furancho pero reconvertido en un lugar gastronómico tan encantador como propicio para una comida o cena al aire libre, disfrutando bajo la deliciosa sombra de los árboles que conforman el escenario de su amplio jardín.    

Info adicional:

Paradela, 3
36969 Paradela Pontevedra
España

655 96 18 66

De ‘furancho’ a la guía Repsol 

A Casa Pequena nació en Meaño, en el año 2004 de la mano de la madre y la hermana de Pedro, pero con el tiempo, el buen hacer de las cocineras fue conquistando a los vecinos del lugar hasta hoy, que no sólo se ha ganado un merecido Solete de la guía Repsol, sino que es toda una referencia de las tapas más sabrosas que pueden consumirse en el rural de las Rías Baixas.  

Cercano al atlántico pero con el patrón inconfundible de una gastronomía de cocina tradicional, A Casa Pequena no ofrece mariscos ni carnes de vacuno mayor, porque si algo merece destacarse de este espacio es su transparente y reconocible cocina de antaño, la que dominaban y ofrecían las abuelas. Con el distintivo de que, en esta Casa Pequena, a aquellas elaboraciones sencillas y básicas se le da una pequeña vuelta de turca para mejorar esos sabores de antaño a partir de ingredientes y especias hoy más habituales, y sumando productos de la huerta, muchos de ellos caseros también. 

Conseguir lugar para comer en este establecimiento no es tarea fácil a pesar de los casi cuatrocientos servicios que ofrece a diario. “Sinceramente, trabajamos mediodías y noches a pleno y te diría que desde el mismo martes completamos las reservas para todo el resto de la semana”, reconoce Pedro Méndez, que nos aclara que el local está abierto desde principios de mayo hasta mediados de septiembre.  

A Casa Pequena

Producto fresco y de proximidad, sin megalomanías 

Pero estas cifras no son producto de la casualidad, sino que detrás hay una cocina natural, que se identifica claramente con el entorno de la gastronomía del interior, sin llegar a proponer aquella contundencia de guisos y platos de cuchara. No, en A Casa Pequena se ofrecen tapas de productos frescos que se elaboran con un toque diferencial. “Eso es lo que aporta nuestra cocina”, explica Pedro Méndez, “la identidad que le damos a cada tapa o plato. El mejor ejemplo es que fuimos los primeros que ofrecimos los huevos fritos con pan de maíz, un plato casi de supervivencia, que se comía en la posguerra, que nadie hacía ya y que nosotros recuperamos a partir de una receta de nuestra abuela. No te miento si te digo que vienen de toda Pontevedra para comerlo, es sencillo y simple pero sabroso como pocos. Este plato nos identifica”, enfatiza el propietario. 

Pero además de esta cocina rural, natural y por sobre todo franca en las elaboraciones y los productos, en A Casa Pequena recomiendan probar la ensalada de tomate (“que recoge por la mañana temprano mi padre de la huerta y ofrecemos al mediodía”, dice Pedro) o una increíble tapa de raxo en un adobo ligero acompañado de unas patatas fritas (no refritas) y con una cremita de queso suave. Zorza o una jugosa tortilla de patatas son otras de las referencias más demandadas. Por si fuera necesario aclarar, en este establecimiento es casi religión compartir entre los comensales varias de las quince tapas que figuran en la carta. 

A Casa Pequena

Postres... también caseros, claro 

A la hora de endulzarnos el paladar, las elaboraciones caseras también mandan. La tarta de la abuela es un clásico de la casa que siempre triunfa, y casi a la par podemos mencionar el arroz con leche. También destacan la tarta de queso, una más original denominada “Pera limonera”, donde la fruta se acompaña de una crema agridulce de limón, o los más clásicos flanes de queso y de café

De la bodega mantiene aquel concepto de furancho, de forma que ofrece sus propios vinos, su albariño “Sin etiqueta”, que así se llama, o su tinto de caíño y mencía. Maridar estos vinos o alguna cerveza que ofrece esta tapería rústica de aldea, todo bajo una sombra y una sutil brisa atlántica en pleno corazón de O Salnés, es casi como sentarse a un lado del paraíso…pero en el rural. 

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