Quillo Bar

Quillo, tapeo andaluz y una nueva mirada internacional
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28 Diciembre, 2021
Laia Antúnez
Perfecto para compartir un buen picoteo, el restaurante Quillo, situado en pleno casco antiguo de Barcelona, reúne en su carta grandes clásicos del tapeo y de la gastronomía andaluza, con una mirada renovada. También hace guiños a la cocina catalana y, cada vez más, incorpora platos con un marcado carácter internacional, para contentar a todo tipo de clientela. Lo rubrica con un producto de calidad, buenas raciones y música en directo los fines de semana.

En 2017 nos acercábamos al barrio de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera de Barcelona para descubrir una de sus más flamantes incorporaciones gastronómicas: el restaurante Quillo. Años después volvemos a visitarles para ver qué novedades se cuecen ahora en sus fogones.

Quillo

En sus inicios, Quillo abanderó una cocina que hermanaba y jugaba con la tradición andaluza y la catalana, siempre intentando transmitir a sus platos una mirada más joven y moderna. Una filosofía que mantienen en su carta, repleta de variadas tapas y entrantes que invitan a hacer un buen picoteo. Aquí nos reencontramos con sus mejillones en escabeche, que elaboran meticulosamente y de manera casera; con clásicos bien trabajados como sus patatas bravas; y con su ensaladilla rusa trufada, que sigue siendo un gran hit. Le añadimos la ensaladilla de pulpo con harisa y cilantro y conseguimos un tándem perfecto.

Quillo

Carrer del Rec Comtal, 2
Barcelona Barcelona
España

Clásicos que se mantienen

Sus pequeñas macetas llenas de pimientos de Padrón o de gambitas saladas, siempre redondean ese picoteo, y aportan un cierto aire de patio andaluz a la mesa. Lo mismo sucede con su jamón ibérico de bellota, de máxima calidad. Elegir una de sus raciones siempre será un buen acierto. Si seguimos mirando hacia Andalucía, tampoco podían faltar las frituras, representadas con sus calamares a la andaluza, que ellos modernizan con un toque de mayonesa de kimchi; su pescaíto frito; o sus huevos rotos con gamba de cristal frita, un buen contraste entre la simpleza del huevo frito y la delicadeza del crustáceo.

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Mantienen también algunos de sus platos insignia como el canelón trufado de rustido, que viene de la cocina catalana, pero que se acerca a la esencia ibérica al servirse acompañado de unas majestuosas flores de jamón. El rabo de toro al vino tinto con parmentier de patata, imprescindible para aquellos que se declaran enamorados de la carne; o sus renovadas torrijas, un postre casero, como todos los de su carta, al que es difícil no meterle cucharada.

Todo sigue, pero algo cambia

Hasta aquí, diríamos que las cosas no han cambiado demasiado en Quillo desde nuestra primera visita, solo que quizás ahora su mirada es bastante más andaluza que catalana. Tampoco ha variado su interiorismo, que se mantiene impoluto, con su mobiliario de materiales nobles y tejidos naturales, y las pinturas murales del artista andaluz Patricio Hidalgo, cuyo trabajo se basa en la cultura y el arte flamenco. Sí que se ha transformado su terraza, que es algo más grande y abierta al barrio. 

Quillo

Pero si continuamos inspeccionando, y saboreando, su carta veremos que esta ha crecido, ha incorporado más platos de carne y pescado bien elaborados, y ha abierto fronteras hacia otras cocinas. En un barrio con un carácter cada vez más internacional, tanto por su oferta de restauración como por sus vecinos, el restaurante no ha perdido la oportunidad de añadir propuestas como la tagliata de solomillo a la mostaza antigua, el steak tartar, las hamburguesas premium o los tartares y tatakis de atún y salmón, que no por consabidos dejan de estar deliciosos.

Quillo

Asimismo, han introducido más platos verdes y saludables, en forma de ensalada, hummus o salteado de verduras, así como un par de arroces, todo ello con la voluntad de atraer también al comensal de mediodía que, entre semana, busca otro tipo de propuestas menos basadas en el tapeo o en los platos contundentes. Por las noches, los viernes y los sábados, han recuperado sus sesiones de música en vivo con rumba catalana, flamenco, sevillanas, y esa chispita de alegría que añaden las cañas bien tiradas, la sangría y el rebujito. Una actividad que sus clientes habituales reclamaban, tras la relajación de las medidas sanitarias. Porque el objetivo es que, a pesar de esos nuevos pequeños cambios, en Quillo nunca falte ese guiño a Andalucía que siempre les ha caracterizado.

Quillo

Fotos: Flaminia Pelazzi. 

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