Salsa gravy: qué es, cómo se hace y en qué platos usarla
Oscura, untuosa, sabrosa y reconfortante: así es la salsa gravy. Con orígenes profundamente arraigados en la cocina anglosajona y presente en innumerables mesas festivas de todo el mundo, el gravy casero es un ejemplo perfecto de cómo una elaboración sencilla puede elevar un plato a otro nivel. A continuación, exploramos qué es gravy, cómo hacer salsa gravy en casa y en qué platos brilla especialmente.

¿Qué es gravy?
La salsa gravy es una salsa para carne que se prepara a partir de los jugos que suelta la carne al cocinarse, combinados con caldo y un espesante como la harina o la maicena. El resultado es una salsa espesa, rica en sabor, con un tono marrón característico y un gusto profundamente umami.
Se trata de una de las salsas más emblemáticas de la cocina británica y estadounidense, aunque con variaciones según el país o incluso el hogar. Hay quienes la hacen con mantequilla y harina (roux), otros la prefieren más ligera, y algunos incluso la preparan con vino tinto o cebolla caramelizada para darle un perfil más sofisticado.

Tradición y evolución del gravy
El término “gravy” proviene del inglés medio y comenzó a utilizarse alrededor del siglo XIV, probablemente derivado de la palabra francesa gravé, que hacía referencia a los jugos de cocción que se extraen de carnes o aves. Su preparación es tan antigua como la práctica de asar carne: aprovechar los jugos de cocción no solo era una forma de no desperdiciar nada, sino también de potenciar el sabor del plato principal.
En el Reino Unido, el gravy es un pilar del clásico Sunday roast, donde acompaña carnes asadas (especialmente ternera, cordero o pollo), patatas y vegetales. En Estados Unidos, la salsa gravy ocupa un lugar protagonista en el Día de Acción de Gracias, sirviendo como cobertura para el pavo y el puré de patatas.
Con el paso del tiempo, esta salsa ha evolucionado en técnicas y usos. Hoy existen incluso versiones vegetarianas y veganas, elaboradas con setas o cebolla, que conservan la riqueza del gravy original sin necesidad de carne.

¿Cómo hacer salsa gravy en casa?
Si bien en los supermercados es posible encontrar versiones instantáneas, nada se compara con el sabor profundo y casero de un buen gravy hecho desde cero. Aprender cómo hacer salsa gravy en casa te permitirá controlar los ingredientes y lograr una textura y sabor a tu gusto. Aquí te presentamos una receta básica, y más abajo, una versión especial con cebolla caramelizada.
Receta de gravy casero tradicional
Ingredientes:
- 2 cucharadas de grasa de cocción de carne (pollo, pavo, ternera, etc.)
- 2 cucharadas de harina de trigo (puedes sustituir por maicena)
- 500 ml de caldo de carne o de ave caliente
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
En una sartén o cazo, calienta la grasa de cocción (puede ser mantequilla si no tienes jugos de carne).
Añade la harina y remueve constantemente para formar un roux. Cocina durante 2-3 minutos hasta que tome un color dorado intenso.
Poco a poco, vierte el caldo caliente, sin dejar de remover con varillas para evitar grumos.
Cocina a fuego medio hasta que la salsa espese y tenga una textura sedosa. Esto puede tomar entre 5 y 10 minutos.
Salpimenta al gusto y sirve de inmediato.
Consejo: Si usas los jugos de cocción del asado, no los deseches; al contrario, desglásalos (es decir, raspa bien la bandeja con un poco de caldo caliente) y utilízalos como base del gravy para un sabor más profundo.

Receta de salsa gravy de cebolla caramelizada
Ingredientes:
- 1 cebolla grande en rodajas finas
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada de harina
- 400 ml de caldo de carne o vegetal
- 1 cucharadita de salsa Worcestershire (opcional)
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración:
En una sartén, calienta la mantequilla y el aceite a fuego medio. Agrega la cebolla y cocina lentamente durante 15-20 minutos, hasta que esté bien dorada y caramelizada.
Añade la harina y cocina durante 1-2 minutos, removiendo bien.
Incorpora el caldo caliente en varias tandas, sin dejar de remover.
Añade la salsa Worcestershire, sal y pimienta. Cocina a fuego lento hasta que espese (unos 8 minutos).
Si deseas una textura más fina, puedes triturar la salsa o colarla.
Este gravy es ideal para platos vegetarianos o para darle un giro más dulce y aromático a una preparación clásica.

¿En qué platos se usa la salsa gravy?
La salsa gravy es el epítome de los acompañamientos clásicos. Se lleva especialmente bien con platos donde la carne y los almidones (como las patatas) son protagonistas. Aquí algunos usos tradicionales y modernos:
Asados: indispensable en el Sunday roast británico o en el pavo de Acción de Gracias. También es deliciosa sobre cordero, cerdo o roast beef.
Puré de patatas: nada más reconfortante que un puré suave y cremoso con una generosa capa de gravy casero por encima.
Platos de cuchara: el gravy puede enriquecer guisos o estofados, aportando espesor y profundidad de sabor.
Sándwiches calientes: en especial el hot turkey sandwich norteamericano, donde las lonchas de pavo y pan blanco se bañan en gravy.
Poutine canadiense: aunque se hace con un tipo específico de gravy, esta versión sobre patatas fritas con queso cuajado es otro clásico moderno.

Gravy, la salsa que lo transforma todo
Ya sea que busques una salsa para carne, una cobertura rica para tu puré o un toque umami para tus platos más cotidianos, el gravy casero tiene un lugar reservado en tu cocina. Con ingredientes simples y técnica básica, esta salsa logra lo que todo buen condimento debe hacer: realzar, unir y reconfortar.
Así que la próxima vez que te preguntes qué es gravy y cómo sacarle partido, ya sabes que estás ante un clásico que, lejos de pasar de moda, sigue conquistando paladares en todo el mundo. Pruébala, adáptala, y déjate seducir por su sabor.