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El hotel  Fonda España tiene más de 150 años de historia y desde su inauguración hasta la actualidad ha vivido diferentes reformas y rehabilitaciones. La primera fue en 1898, 40 años después de abrir sus puertas en Barcelona. Entonces, en plena eclosión del Modernismo, se encargó a Lluís Domènech y Montaner reformar el edificio siguiendo este estilo.

Romanca es un nuevo hotel restaurante rural ubicado en Medina de Pomar, a sólo 70 km de Bilbao y 85 km de Burgos. Su propietario, Alberto Cárcamo López, es un joven pero experimentado cocinero. Antes de empezar esta aventura, Alberto cursó estudios en la Escuela Superior de Hostelería y Gestión de Empresas Turísticas de Artxanda (Vizcaya) y tras su formación, empezó a trabajar. Y lo hizo con los mejores.

Docamar responde al nombre de Donato Cabrera Martínez, fundador en 1963 de esta casa de comidas de Madrid y abuelo de Raúl Cabrera, el actual propietario que tomó el relevo generacional de manos de su tío hace 20 años, en plena crisis parecida a la actual y en contra de la familia. Hoy como entonces, sigue viviendo el negocio con ilusión y con el sentimiento de formar parte de la vida del barrio.

Siempre es una buena noticia que abra un nuevo restaurante, hecho que se convierte en algo todavía mucho mejor si su calidad gastronómica es elevada. Así sucede con el Mont Bar, abierto el pasado 23 de marzo en el cruce de las calles Diputació y Aribau de Barcelona, bien cerca de la plaza Universitat.

Hay restaurantes con historia y otros con muchísima historia. Auriga pertenece a este último grupo. Para empezar está situado donde, en la época de la Tarraco romana, se erigía el circo. Pero sus muros no sólo recogen historias de romanos. Este restaurante situado en el corazón de Tarragona, conserva elementos arquitectónicos del s. XII y XV. Pero su mayor tesoro no es su arquitectura, sino su original propuesta gastronómica que es toda una declaración de intenciones.

La cave es una vinoteca y restaurante que se estableció en Sarrià hace 10 años, con el claro objetivo de convertirse en un local de referencia para los gourmets de Barcelona. Sus propietarios, Natalia Rabarté e Iván Santacruz atienden con un estilo próximo y familiar, sin que esta afabilidad reste un ápice a su deferencia y profesionalidad, tanto si es para comprar un buen vino como para disfrutar de su restaurante.

Hace unos meses el Roig Robí celebró su 30 aniversario y lo celebró como se merecía, con dos excelentes menús degustación. Ahora, una vez pasado el acontecimiento al que sin duda se ha llegado por la calidad del lugar y la fidelidad de su clientela, no hace falta celebración alguna para poder probar sus maravillosos platos, basados en la cocina catalana tradicional pero con un añadido de innovación y adaptación a los tiempos actuales.

Ubicado en el centenario edificio de los Almacenes Vilardell, en pleno casco antiguo barcelonés, el Ohla Gastronòmic Bar revoluciona las raíces de la gastronomía, tanto las de la cocina catalana, que revisita y actualiza, como las de los horarios habituales de la restauración, con un servicio continuado desde las siete de la mañana hasta la una de la madrugada, de lunes a domingo.

En el siglo XI había en Barcelona un castillo medieval que contaba con una torre de defensa para repeler posibles ataques feudales. En el siglo XVII el general Joan Cortada se convirtió en su propietario y fue construyendo una masía alrededor de la torre. Se convirtió en una especie de fonda y refugio que alojó incluso a Isabel II y otros miembros de la monarquía. Alrededor de lo que se llamó Can Cortada había campos con todo tipo de hortalizas, que abastecían a los habitantes de Horta.

Romain Fornell es un chef que rompe clichés. ¿Para empezar? Es el primer chef que logra una Estrella Michelin en Francia y otra en España. Pero es que apenas había terminado sus estudios de hostelería en Toulose y ya los mejores restaurantes a ambos lados de los Pirineos pujaban por tenerlo en su cocina.

En el Vallès Occidental (Barcelona), más concretamente en Matadepera, encontramos uno de los restaurantes que más está trabajando para recuperar viejos alimentos de nuestra tierra. Ubicado en una magnífica masía de la cual hay indicios desde 1416, Can Vinyers es el negocio familiar de los Martino.

Es necesario echar la vista muy atrás, casi mil años, para entender que el Molí de L'Escala no es un establecimiento cualquiera, sino que cuenta con una larga historia que nos remonta hastel año 1100. Su primer impulsor fue el Marqués de Dou, quién ordenó la construcción de un molino como regalo al pueblo de L'Escala (Girona).

Tanta, palabra inca que designa el pan y que aún se emplea hoy en día en el idioma que se habla en los Andes peruanos, evoca la tradición culinaria de la que parte la cocina del Tanta.

Comer en la marisquería Rías de Galicia es rendir homenaje a nuestro paladar. Las mejores materias primas, en el punto justo de cocción, han hecho de este restaurante toda una leyenda en Barcelona.

Els Casals es una iniciativa gastronómica y hotelera puesta en marcha en el año 2000, una apuesta de futuro de la familia Rovira que, después de los devastadores incendios forestales de 1994, decidió reconstruir esta masía, entre otras de sus propiedades, y embarcarse en un proyecto común.

No existe una fórmula de alquimista, no hay más secreto que el trabajo diario y las ganas de revolución año tras año, para convertir lo que en 1986 era una pequeña brasería en Can Massana, un restaurante que en 2008 fue merecedor de recibir una estrella Michelin. Pere Massana, su chef y propietario, tiene un lema: "renovarse o morir", y está claro que las críticas nacionales e internacionales no están por la labor de dejarle salir de la cocina. Y él tampoco. 

Los hermanos Rovira, reconocidos con una estrella Michelin por su labor en el restaurante Els Casals, se animaron el 19 de mayo de 2011 a abrir, en colaboración con el Grupo Sagardi, el restaurante Sagàs Pagesos, Cuiners & Co, una innovadora propuesta de restauración que ponía sobre la mesa los mejores bocadillos del mundo, elaborados con productos de primera calidad.

Hasta hace pocos siglos, la cocina silvestre era la que predominaba en las casas rurales de los pueblos, una cocina que dependía de la flora espontánea y de su recolección in situ. Sin embargo, ahora que el campo ha quedado atrás en pro de la ciudad, hemos olvidado completamente el sabor y los olores de muchas plantas y frutos silvestres.