No tiene el querido lector ninguna obligación de conocer que soy uno de los habitantes de la corona metropolitana barcelonesa (podríamos definirlo también como lo hizo Sidonie: Un Dandy de Extrarradio). Aunque sí que es mía la obligación de contarlo: mi profesor de redacción lo llama añadir el contexto y yo lo llamo poner la venda antes que la herida. Porque ni quiero ni puedo ejercer de sesudo crítico con las siguientes líneas dedicadas al 41º Experience que Albert Adrià conduce desde el 164 de la Avinguda Paral.lel.