Cocina argentina: historia, evolución y platos imprescindibles
Aunque el asado y las empanadas son dos joyas de la cocina argentina que se han ganado con creces su fama, la gastronomía del país sudamericano combina influencias indígenas, costumbres traídas por la inmigración y una fuerte tradición de disfrutar la comida en compañía.
Ponte el delantal —o simplemente prepárate un mate— y acompáñanos a recorrer la historia, la evolución y los platos imprescindibles que hacen de la gastronomía argentina una de las más ricas y queridas.
Una historia cocinada a fuego lento
La historia de la cocina argentina es, como el país mismo, una interesante mezcla. Antes de que llegaran los barcos europeos, los pueblos originarios cocinaban con lo que daba la tierra: maíz, patatas, mandioca (yuca), quinoa o calabaza.
Después llegó la gran ola migratoria del siglo XIX y principios del XX. Italianos, españoles, franceses, alemanes… todos desembarcaron con sus recetas bajo el brazo. ¿El resultado? Una cocina criolla que mezcla la tradición indígena con sabores del Viejo Mundo. Por eso no es extraño que en un menú argentino encuentres empanadas salteñas, milanesas napolitanas, pastas caseras, choripanes con chimichurri y, de postre, flan con dulce de leche. Todo eso y más, servido en una sola mesa.

El ritual del asado
Si hay un plato que define a la perfección la comida tradicional argentina es el asado. Pero ojo, que no estamos hablando solo de carne a la parrilla. El asado es un evento social. Es familia, amigos, sobremesa, vinos tintos y anécdotas al calor del fuego.
El asador, o parrillero, es casi un sacerdote en su altar de brasas. En su templo no faltan cortes como el vacío, la entraña, el matambre, el chorizo, la morcilla, las mollejas y, por supuesto, la provoleta: un disco de queso que se derrite en la parrilla y se corona con orégano y aceite de oliva.

Platos típicos argentinos
Te presentamos una selección de algunos de los platos más emblemáticos de la cocina argentina. Seguro que algunos ya los conocías… ¡y otros quizás te sorprendan!
Empanadas
Un clásico que cambia de forma según la región. Las salteñas son jugosas y con un toque picante; las tucumanas incluyen huevo y patata, mientras que en Córdoba no faltan las pasas de uva. Masa casera, un relleno bien sabroso y, si es posible, cocidas en horno de barro: la receta perfecta.
Milanesa
Sí, proviene de Italia, pero en Argentina alcanzó otro nivel. Frita o al horno, con patatas o puré, y si le pones salsa de tomate y queso derretido encima, ¡’tenés’ una milanesa napolitana!
Locro
Este guiso espeso y reconfortante de maíz, calabaza, alubias y carne es un clásico de las fechas importantes, como el que es considerado el Día de la Patria, el 25 de mayo. Un plato de cuchara con historia, cargado de sabor y memoria, como los que solían preparar las abuelas argentinas.

Choripán
Pan, chorizo a la brasa y una buena dosis de chimichurri. Sencillo, económico, sabroso y perfecto para ver un partido de fútbol o disfrutar al aire libre. Es el “perrito caliente” argentino, pero con mucha más personalidad.
Ñoquis
Cada 29 del mes miles de argentinos comen ñoquis y dejan un billete debajo del plato para la buena suerte. ¿Tradición italiana? Sí. ¿Totalmente adoptada? También.
Provoleta
Como comentamos antes, este queso fundido con especias es el inicio glorioso de cualquier asado. Crocante por fuera, fundente por dentro. ¡Irresistible!
Picadas
Este tipo de comida, ideal para compartir entre amigos o en familia, consiste en una variedad de embutidos, quesos, aceitunas y panes. Las picadas son una excelente manera de disfrutar de un buen rato, acompañadas de un vino o una cerveza, mientras se conversa y se celebra la compañía. Especialmente en las reuniones previas a un asado, las picadas se han convertido en una costumbre casi obligatoria: un aperitivo perfecto para ir abriendo el apetito.

Postres y dulces con sabor a infancia
Si hay algo que despierta nostalgia y placer en cada bocado son los postres argentinos. Más allá del omnipresente dulce de leche, Argentina tiene una tradición repostera rica y diversa. Las facturas, por ejemplo, son una herencia centroeuropea que se volvió esencial en cualquier desayuno o merienda. Las hay de crema pastelera, membrillo, dulce de leche, con nombres tan peculiares como "vigilantes", "cañoncitos" o "berlinesas".
Los alfajores merecen una mención aparte: dos galletitas unidas por dulce de leche, bañadas en chocolate o cubiertas de glasé. Cada provincia tiene su versión: los marplatenses, los cordobeses, los santafesinos…
Y no podemos olvidarnos tampoco de los panqueques con dulce de leche, que suelen cerrar muchas comidas caseras, ni del helado artesanal argentino, que rivaliza sin pudor con el italiano. Con sabores clásicos como chocolate amargo, frutilla o vainilla y otros más locales como sambayón, crema del cielo o dulce de leche granizado, el helado argentino es un ritual durante todo el año, incluso en pleno invierno.

La cocina argentina en el mundo
La cocina argentina ha viajado, ¡y vaya si ha dejado huella! Basta ver cuántas parrillas argentinas hay por el mundo, o cómo los alfajores triunfan en España, Japón o Estados Unidos. Los chefs argentinos también se han hecho notar. Desde Francis Mallmann con su cocina al fuego y su estilo poético (y algo rebelde), hasta Mauro Colagreco, que puso su restaurante gourmet, de nombre Mirazur (Francia), en la cima del mundo gastronómico.
Comer es encontrarse
En Argentina, comer no es solo alimentarse. Es reunirse, compartir, hacer sobremesa. Ya sea alrededor de una parrilla, en una comida de domingo o en un picnic improvisado con una picada y un termo de mate.
Las comidas familiares del domingo, las reuniones con amigos para ver un partido con pizza o empanadas o los almuerzos largos en bodegones de barrio son parte de una cultura en la que la comida es excusa y lenguaje de afecto. Porque, en definitiva, en Argentina comer y compartir la mesa es también una forma de quererse.
