La avalancha de aperturas registrada en Madrid en estos meses no permite siempre discernir bien entre lo bueno y lo malo. Muchos de los nuevos establecimientos se orientan más hacia un modelo de restaurante en el que lo importante es la decoración, el ambiente y el tipo de clientela. Algunos otros apuestan de forma más decidida por lo puramente gastronómico.
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Corría el año 1970 cuando Jorge y Pilar Feldman, una pareja de argentinos, abría en Madrid un asador al estilo de los de su país natal con el nombre de El Cacique. No había por aquel entonces en la capital demasiados establecimientos dedicados a las carnes a la parrilla y pronto se encontraron con una clientela fiel que se ha ido renovando a lo largo de estas cuatro décadas.
La identidad de la cocina madrileña no hubiera sido posible sin las tascas ilustradas, esas casas de comidas que nacieron a finales del siglo XIX y que tan ligadas han estado a la historia de la ciudad. Felizmente recuperadas en los últimos años, han surgido así las “neotascas”, en las que jóvenes empresarios o cocineros conservan el espíritu, la estética y en buena parte el recetario de las antiguas.
Es la última apertura de un grupo familiar que ha levantado un auténtico imperio gastronómico en Madrid. Desde que allá por 1982 Carlos Tejedor, tras una larga experiencia en el sector de la hostelería, abriera en la capital su primer restaurante, llamado La Máquina, el grupo se ha ido expandiendo hasta un total de catorce establecimientos, que son los que gestiona en la actualidad, incluidos tres en distintos edificios de unos bien conocidos grandes almacenes.
El restaurante Lovnis, regentado por Iván Morales y Álvaro Castellanos, comparte con Gastronosfera una de sus recetas: picantón asado, un clásico de siempre muy fácil de preparar y de lo más resultón.
Preparación:
- Dentro del picantón se introduce una rama de romero y ½ diente de ajo, se sazona con sal y pimienta y se unta con una gota de aceite.
Hace cincuenta años, Serafín López abría en la calle de la Ballesta de Madrid una modesta casa de comidas. Como estaba situada justo enfrente de La Gran Tasca, un establecimiento muy popular por aquella época, la llamó La Tasquita de Enfrente. Durante más de tres décadas ofreció allí una cocina muy tradicional, con platos de éxito como la ensaladilla rusa o las patatas bravas.
Cuanto menos resulta sorprendente. Diego Benítez, graduado en Gastronomía en la primera promoción del Basque Culinary Center, ha abierto en Madrid su propio restaurante. Pero en lugar seguir las nuevas tendencias de la cocina, como hacen casi todos los chicos de su edad, ha decidido apostar por una mirada nostálgica a los felices años 20 del siglo pasado. Una vuelta a los platos más clásicos y al lujo de un tiempo muy diferente del actual.
Los hermanos García de la Navarra, Pedro y Luis, son bien conocidos en Madrid. Luis, el más joven, es uno de los mejores sumilleres que hay en la capital, como demostró durante mucho tiempo en la bodega del restaurante Aldaba. Por algo fue presidente de la Asociación Madrileña de Sumilleres durante siete años.
En este local se reivindica y revitaliza nuestro bocadillo sin complejos, ante el auge expansivo de pizzas y burgers y, huyendo de la vanguardia, nos ofrece una de las comidas más populares y tradicionales en España.
Recuperar el bocadillo de toda la vida. Esa es la filosofía de este peculiar establecimiento creado por Juanjo López Bedmar, propietario y cocinero de La Tasquita de Enfrente, uno de los mejores restaurantes de producto de Madrid que está situado a escasos metros de esta nueva taberna.
Hay en Madrid y en casi todas las ciudades muchos restaurantes cuyo aspecto exterior no se corresponde en absoluto con lo que albergan en su interior. Es el caso de El Padre, situado en los bajos comerciales de Serrano 41, oculto desde la calle y que apenas llama la atención salvo por el detalle de que por sus grandes cristaleras pueden verse sus comedores abarrotados de clientes al mediodía.
Arriba es el restaurante informal de un cocinero barcelonés que triunfa en Madrid, Ramon Freixa. Pero no esperen en ningún caso encontrar aquí ni un solo plato que se asemeje a los de su casa madre, la que tiene dos estrellas Michelin.
Lady Madonna llegó el 27 de septiembre y se instaló en el barrio madrileño de Las Salesas de la mano de Alex Pérez Albuquerque y Caleb Soler, amigos desde pequeños y convertidos en socios desde hace doce años con otros negocios hosteleros.
El restaurante A de Arzábal (Madrid) comparte paso a paso una de sus recetas estrella: muslos de pato en confit.
Elaboración:
- Se cuecen los muslos de pato a baja temperatura (70 ºC) durante 12 horas.
- Se introducen después en el horno unos 5 minutos para templar la piel y que queden lo más crujiente posible y además cojan color. Se acompañan de una salsa de vino amarillo (vino amontillado francés criado en barrica).
El restaurante A&G Madrid by Gastón Acurio comparte con Gastronosfera una de sus recetas estrella: ceviche de corvina, un plato típico de la cocina peruana.
Preparación:
- En un bol se echa la corvina cortada en cubos. Añadimos sal, se remueve y se añade zumo de lima, cilantro y ají limo.
- El líquido que forma se llama “leche de tigre”, pero se usa la base ya preparada.
El último espacio de Iván Morales y Álvaro Castellanos todavía no ha cumplido el año pero ha dado mucho que hablar en todos estos meses con sus distintas propuestas. La suma de un club gastronómico, una barra neoyorkina, una coctelería, una champanería, un restaurante japonés y mucho de la cocina consolidada de la que se considera una de las mejores tabernas del mundo….. Todo eso es A de Arzábal.
Con su restaurante, Acurio consiguió que se empezase a hablar de alta cocina peruana y que el cebiche se hiciera famoso hasta el punto que con el tiempo se ha introducido en las cartas de muchos restaurantes españoles conviviendo con naturalidad con nuestros platos de siempre.
El apellido de Pedro y Luis, y también de un restaurante vinoteca pensado por y para ellos. Estos dos hermanos son el “tanto monta……” de esta casa donde el vino y la cocina tradicional bien hecha se han convertido en cómplices y en pareja inseparable y el lugar de encuentro donde acuden muchos fieles que se saben acogidos con la calidez de dos profesionales que cuidan su clientela.
Al igual que hiciera hace ya 20 años con la apertura de El Chaflán, el restaurante de vanguardia en el que llegó a ostentar una estrella Michelin, el chef y empresario madrileño Juan Pablo Felipe vuelve a romper moldes representando el cambio y la evolución de lo vivido en los últimos años con La Posada de El Chaflán, un establecimiento desenfadado y transgresor que nada tiene que ver con el encanto retro del antiguo hotel Aristos, que había entrado en periodo de decadencia.
Es fácil verlos correr de un restaurante a otro porque entre las dos tabernas Arzábal sólo median unos pocos metros y unos pocos meses en su apertura. Tal fue el éxito del proyecto que iniciaron Iván Morales y Álvaro Castellanos en mayo de 2009 con su primera taberna en la calle Doctor Castelo de Madrid que en septiembre de 2010 abrían en Menéndez Pelayo la segunda con más espacio y pasando de 8 a 26 empleados.