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Taberna Mikel Bengoa es ya un referente para quienes buscan en Bizkaia cocina tradicional vasca, platos de temporada y, más concretamente, piezas de pescado del Cantábrico que Mikel prepara al horno para solaz de su clientela. Ésta es su ocupación desde que hace una década cambió la profesión de camionero por la de cocinero y empezó a convertir en destino gastronómico la localidad de Meñaka.
A veces son las cosas sencillas las que nos enamoran. Y es el amor lo que pone en marcha proyectos chulos. En el caso de Bells Bar, las dos cosas son acertadas. Este bar-restaurante pequeñito ha nacido por amor y su carta enamora fácilmente a los clientes que se atreven a probar la apertura más reciente del casco antiguo de Donosti.
El puerto de Donosti siempre ha sido el corazón de la ciudad. Desde la edad media, el puerto pesquero ha sido testigo de la caza de ballenas, bonito y anchoas, de la construcción de barcos o de la partida hacia el nuevo mundo. Hoy en día, el paseo por el puerto es uno de los más pintorescos de la ciudad y, como es de esperar, encontramos muchos sitios para comer bien a su alrededor.
No hará falta explicar que la hostelería es sumamente complicada al otro lado de la barra, pues hacer funcionar un negocio requiere inversión económica, horas de dedicación y horarios a la contra. Mucho sacrificio. Así, es fuerte la tentación de agazaparse bajo el manto protector de los progenitores cuando estos comandan un restaurante de alta cocina con mucho reconocimiento y sobrado prestigio, como es el caso de Daniel García, chef de Zortziko, distinguido con una estrella Michelin y dos soles Guía Repsol.
‘Sirimiri’, del euskera: Llovizna, lluvia fina, calabobos. Su propio nombre le aporta ya un significado de raíz, de lugar y de personalidad. No en vano, este espacio a caballo entre restaurante y bar se distingue también por disponer de varios ambientes en distintas zonas del mismo, como son su larga barra de showcooking, el acogedor txoko para grupos, el comedor de arriba o el minibar.
“El pimiento ha de ser verde, los tomates colorados, la berenjena espinosa y los amores callados”. No es cosa mía, lo dice una copla leonesa que adelanta el significado de la expresión meterse en un berenjenal, pues estos, en el campo, suelen estar sembrados de espinas puntiagudas que dificultan el trabajo y exigen trabajar con prudencia y debida protección.
Pensar que hace falta arrimarse a la costa, a un pueblo con mar, para disfrutar en un restaurante especializado en pescado y marisco es una idea del pasado, un planteamiento equivocado que solo puede conducir a privarse del placer de comer dicho género a decenas de kilómetros de un puerto, un paseo o un muelle donde nos peine la brisa. Y más desde que los aeropuertos son la principal puerta de entrada de pescado (salmón, pulpo, pez espada, crustáceos, merluza…) procedente de países como Chile, Noruega, Namibia, Vietnam y Suráfrica.
En Tanos, núcleo urbano prácticamente cosido a Torrelavega, en el corazón de Cantabria, se mima el Pericote, la ancestral danza astur-cántabra, que ha servido como inspiración al restaurante de moda en la localidad.