Tras el éxito del restaurante de la calle Padre Damián de Madrid, frente al Eurobuilding, los propietarios de Rocacho se han lanzado a una nueva aventura abriendo otro establecimiento en una de las zonas nobles de la capital, concretamente en la esquina de Ortega y Gasset con la plaza del Marqués de Salamanca.
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Dabiz Muñoz es un cocinero que se sale de todos los registros. Trabajador incansable desde sus primeros días, cuando daba sus primeros pasos en Madrid en aquel diminuto local de la escondida calle de Francisco Medrano en el que incluso se quedaba muchas noches a dormir para no perder tiempo y avanzar en sus creaciones. Ha evolucionado desde entonces.
Javier Brichetto es un inquieto y sólido cocinero con una larga trayectoria en España, a donde llegó procedente de su Argentina natal. La mayor parte de su trabajo la ha desarrollado como asesor gastronómico, pero también tuvo tiempo para hacer sus pinitos en un concurso televisivo, que por cierto ganó.
Es probablemente la mejor apertura entre las muchísimas que se han producido en Madrid en las últimas semanas. Tras su éxito en Barcelona, el cocinero sevillano Rafa Zafra y su mujer, Anna Gotanegra, al frente de la sala, han trasladado a la capital su concepto de marisquería moderna e informal. Estimar era uno de los mejores restaurantes de pescado que conozco, y esta “sucursal” madrileña no le va a la zaga.
No deja de resultar curiosa la ausencia en España de buenos restaurantes de alta cocina china como los que podemos encontrar en otras ciudades europeas y del resto del mundo. Tras unos años de expansión la cocina china sufrió un importante frenazo en lo que a número de establecimientos se refiere. La irrupción de otras cocinas asiáticas abrió el abanico de la oferta y limitó su crecimiento. Y aunque ha habido algún que otro intento, falta en nuestro país un restaurante de referencia.
Perretxico es una reconocida taberna de Vitoria cuyos pinchos han recibido innumerables premios en los últimos años. Incluso fue reconocida en 2011 como mejor barra de pinchos y tapas de España. Josean Merino, su creador, es un cocinero imaginativo que ha sabido ver en el mundo de los pinchos una forma de acercar la alta cocina a un público mayoritario, con un formato reducido y en un ambiente informal.
Cocina de mercado basada en la tradición en un ambiente desenfadado. Ese es el objetivo que se marcaron Carlos Griffo y el venezolano Miguel García cuando abrieron este restaurante en el barrio de Chamartín de Madrid. Ambos cocineros han tenido unas trayectorias muy similares. Se conocieron cuando trabajaban para el asturiano Nacho Manzano en algunos de sus proyectos y años más tarde volvieron a coincidir en la cocina de La Bien Aparecida de la madrileña calle Jorge Juan.
A Javier Aranda le gusta lo que hace. Mucho, si queremos adjetivarlo de alguna manera. Solo hay que ver la pasión que le pone a cada proyecto que inicia. La Cabra, a la velocidad que corren las aperturas y cierres capitalinos, podríamos decir que ya es un nuevo clásico de la gastronomía de aquí. Y más si cada año intenta renovarse y aportar algo novedoso. Su concepto de snacks y tapas de altura ha cogido un nuevo vuelo.
En los últimos años son varios los restaurantes que han optado por dirigir su oferta hacia el producto de calidad, una de las tendencias de la gastronomía actual. Materia prima bien seleccionada, tratada con sencillez en la cocina para realzarla y potenciarla. La principal dificultad es encontrar ese producto, algo que los propietarios de estos restaurantes resuelven buscando directamente a los mejores proveedores allí donde se encuentren. Lo bueno siempre es más caro pero hay un importante número de clientes dispuestos a pagar algo más por esa calidad y por esa diferenciación.
En temporada, El Brote es una referencia imprescindible en Madrid. Su propietario, Eduardo Antón, es una de las personas que más saben sobre setas en España. Pocos pueden presumir de un conocimiento tan profundo sobre ellas. Tras muchos años de venderlas decidió abrir una taberna en la calle Chile, en Chamartín, que pronto se convirtió en lugar de culto para los devotos de este producto. Lamentablemente acabó cerrando.