En los últimos años se han popularizado en Barcelona los establecimientos dedicados a ofrecer las mejores especialidades de productos alimenticios típicos de distintos países o regiones, tanto europeos como del resto del mundo.
/ Restaurantes en barcelona
La mayoría de los aficionados al fútbol seguro que coincidirán al afirmar que la Champions League es la mejor competición de clubes del mundo. Por otro lado, las estrellas Michelin son el galardón más preciado en el mundo de la alta gastronomía. Pues bien, en Barcelona existe un lugar donde ambos entornos se dan la mano y se pueden disfrutar separados por tan solo unos metros y que, incluso, cuenta con una “plaça Canaletes” y una réplica de la fuente donde se celebran los éxitos futbolísticos.
Dice el saber popular que cuando los astros se alinean suceden cosas extraordinarias. Esa bien podría ser la historia de Chalito. Pero, vayamos al origen. En Castelldefels, el restaurante familiar Chalo de Tapas arrasa, desde hace años, con su comida que mezcla influencias argentinas, italianas y uruguayas.
Estallan los colores tras la enorme puerta de cristal: Guzzo es un restaurante situado face to face con el Born Centre Cultural. Justo al entrar, encontramos una gran barra equipada con mesas bajas (para relajarse antes o después de cenar) y una pared bautizada como muro de los deseos: cubierto a partes iguales de papeles de ilusión enroscados como papiros y de numerosas fotografías con comensales a sonrisa puesta. Es el feedback natural del Guzzo con sus clientes.
Hace seis años, el chef Víctor Ferrer transformó el antiguo colmado de sus tíos, en la calle Girona de la Ciudad Condal, en un bar de tapas de alto nivel. El éxito le ha acompañado y la clientela se ha fidelizado. El local se quedaba pequeño y la tienda de maniquís -de casi 300 metros cuadrados- que había al lado cerraba. Era el momento de dar un paso adelante. Pero Víctor, "un enamorado del Betlem tal y como es", según nos dice, no quiso romper con su esencia y apostó por arrancar un proyecto completamente diferente.
Dos enormes calderos de cobre dan la bienvenida al comensal. Situado frente a ellos, Enrique Arango cuece, corta y adereza los pulpos con la agilidad adquirida tras años de oficio. Este lucense de mirada sonriente no se conforma con cocinarlos al punto exacto en que la carne cede con elegancia al mordisco sino que también los transporta hasta la mesa y charla con los comensales. Proximidad total.
La rotación de bares y restaurantes en Barcelona es cada vez más salvaje, unos abren, otros cierran al poco de abrir o por jubilación, algunos se renuevan... Y otros, como Margarita Blue, se mantienen. Pero no solo eso, porque este restaurante de cocina tex mex, un clásico de la noche barcelonesa, celebra durante el mes de octubre su vigésimo aniversario y esto no deja de ser una buena noticia en este panorama gastronómico tan cambiante.
¿Nos da pereza asistir a un abarrotado mercadillo gastronómico pero nos apetece un poco de street food? No hay problema, la soleada terraza del Van Van Var, instalada en un tranquilo rincón del barrio de Poblenou (Barcelona), nos espera, desde el pasado mes de mayo, con una propuesta culinaria bien peculiar: mitad bodega, mitad food truck.
Ya hace años que, en las grandes ciudades, las azoteas de los hoteles se han convertido en un lugar privilegiado para pasar las calurosas tardes de verano. En Barcelona, la terraza del Hotel Barcelona Center se suma a esta tendencia y nos ofrece un gran espacio al aire libre para tomar un cóctel y disfrutar de su divertida propuesta gastronómica, siempre en buena compañía.
Hace veinticinco años a Barcelona le cambió un mucho la cara y un poco el alma. Fue el fantástico año 92, el cambio olímpico significó un abrazo con el hasta entonces olvidado Mediterráneo. En el centro físico de ese abrazo, en la playa de Bogatell, encontramos Xiringuito Escribá, también nacido en el 92 y donde de algunos aún percibimos ecos de esa energía y del espíritu cosmopolita de una ciudad que conquistó al mundo.
Desde la calle nos llama la atención su decoración inspirada en los años veinte, con auténticos sillones de peluquería de época de la marca Triumph. Entramos en esta pequeña barbería vintage, ubicada en el Eixample barcelonés, para ver qué nos depara. La realidad es que hoy no venimos a cortarnos el pelo ni a repasarnos la barba, aunque podríamos hacerlo.
Familia de restauradores de la Barceloneta. Una buena carta de presentación para un restaurante del barrio marinero de Barcelona. Después de toda una vida dedicada a Can Ros, restaurante emblemático del barrio que en 2008 cumplió su centenario, los abuelos Ramón y Rossita fueron los impulsores de abrir La Mar Salada en 1993.
Las hijas de Josep María, Meilan y Nayan Kao, no han sido ajenas, con su espíritu emprendedor, a esta pequeña expansión desde la casa madre, un referente gastronómico fundado hace 50 años por el abuelo Kao Tze Chien, pionero en el campo de la cocina china en Barcelona.
La restauración se ha convertido en un negocio nómada. Por suerte, algunos restaurantes históricos han logrado hacerse con una clientela fiel que les ha permitido sumar años, incluso décadas, sin necesidad de hacer mudanzas. Pero sólo una minoría han alcanzado la treintena y encima con clientela habitual tan selecta como Bono (U2), Woody Allen, el desaparecido Camilo José Cela, Fernando Trueba, Javier Bardem o Richard Gere.