/ Fundació alicia
Es verano, vamos a preparar ensaladas. Toca comer tomates con aceite virgen sabroso y cuatro olivas de Aragón. También con queso feta u otro de nuestro gusto, y orégano o albahaca de hoja gorda, o un poco de tomillo acabado de recoger... y un punto de pimienta negra molida. Pongamos pepino.
La primera vez que visitas el complejo del Món Sant Benet tienes la impresión de que te has estado perdiendo alguna cosa. ¿Por qué nadie te lo había recomendado hasta ahora? Esta gente de El Món ha hecho un gran trabajo en este rincón del Bages y ahora tienen una completísima oferta cultura, gastronómica y de ocio. El día que llegamos, era el primer fin de semana que habían abierto las pistas.
Perú regaló al mundo la patata. La crisis ha hecho incrementar su ingesta porque lo tiene todo. Barata, sufrida, fácil de cocinar y combinar, dispuesta a acompañar cualquier plato... ¿Acaso conocéis a alguien a quien no le guste?
Mariano Gonzalvo formó parte del mítico colectivo de Jóvenes Amantes de la Cocina que, hace más de veinte años, ya reivindicó la creatividad gastronómica en Cataluña, e incluso exploró el diálogo con otras disciplinas estéticas. Pero por lo que la mayoría de gente conoce a Mariano es por la cantidad de cursos en los que hizo de profesor jefe de la Escuela Hofmann, donde formó a muchos de los que hoy protagonizan nuestra excelente restauración pública, hasta que decidió reinventar su vida sin renunciar a su pasión culinaria.
Cuando todavía no nos habíamos alejado de donde se hacen las cosas, su ciclo condicionaba nuestra manera de vivir.
Haced el experimento con alguien de confianza, por si os ganáis una colleja. Mientras habláis de cualquier cosa, acercaos poco a poco. Llegará un momento en el que la situación se volverá incómoda y vuestro interlocutor se apartará aunque sea inconscientemente. Esa distancia de intimidad representa el escudo protector que nos garantiza un ámbito inmediato libre de interferencias. Solo lo cruzamos en situaciones concretas...–para saludar, celebrar o consolar– o entre seres queridos, que por eso solemos llamar cercanos. La intimidad no es solo individual.
Un hecho tan habitual como salir a comer fuera no tiene que convertirse en una odisea para una persona que sufre de celiaquía (intolerancia crónica al gluten).
Seguramente podría hablarles de la aceituna rellena –una propuesta gastronómica tan arriesgada como exitosa que, según dicen, inventaron en Alcoy- pero, cuando estamos haciendo sesiones de ideación con los compañeros de trabajo, suelo explicar la potencia definitiva de una buena idea poniendo el ejemplo de la flecha que encendió el pebetero del Estadi Lluís Companys el 25 de julio de 1992.
Parece ser que, con la misma carga calórica, la proteína nos llena más que los hidratos de carbono. No sé si es por eso o por la culpabilización del gluten que, pese a ser fatal para los celíacos, es bueno para la mayoría. El hecho es que últimamente comemos menos pan. Incluso se ha puesto de moda una dieta paleolítica. Ciudadanos, no olvidemos que en la revolución cerealística está el origen de nuestra civilización.