/ Cocina de proximidad
Estaremos de acuerdo que no hay mejor forma de viajar que por el paladar. Seas o no foodie traveler, a nadie le amarga un dulce y menos si este solo lo puedes encontrar en un lugar concreto. En pleno apogeo de locales de comida que nada tienen que ver con el sitio donde se abren, reivindicar lo local es casi una obligación. Y es que un país, una ciudad o un territorio se ve, se pisa, se huele y también se come.
Laura y Marta Benito llevan más de 30 años sin separarse la una de la otra. Siempre han compartido colegio, amigos, carrera y aficiones. Como a ellas les gusta decir son el ‘cap i cua’ (cabeza y cola) de un todo que les mantiene unidas desde el mismo momento de nacer. Y ahora, a su historia tanto personal como profesional, han añadido un nuevo capítulo: la reciente inauguración de Casa Capicúa.
Gil Currius duerme con una libretita junto a la cama. Cuando se despierta con una idea brillante e innovadora, toma nota y al día siguiente la experimenta en sus fogones. Y seguramente esta es una anécdota que define la filosofía de este cocinero y su local, Bareku. Situado en el caso antiguo de Vic, trata el producto de temporada con mimo y busca dar una vuelta más al recetario popular.
Situado en pleno centro de Barcelona, entre las calles de Tallers y Pelai y las plazas Universitat y Catalunya, pocos locales de cualquier tipo pueden presumir de tener un nombre que refleje con tanta exactitud su situación geográfica. El Cèntric Bar fue fundado allá por 1862 y reabierto tras la guerra civil en 1942, con gran éxito entre los artistas que trabajaban en los espectáculos de la zona y frecuentaban tanto el Cèntric, dándole un ambiente muy especial.
El barrio de Sant Gervasi de Barcelona queda fuera de los circuitos habituales a la hora de salir a comer o cenar. Pero no por ello está carente de buenos restaurantes. Un ejemplo perfecto es el Guana.
La idea original en el momento de su creación fue poner en marcha un local que fuera algo más allá del concepto de la comida en sí misma, conseguir un ambiente donde los comensales se sintieran como en su casa y, además de disfrutar con la calidad y preparación de los platos, pudieran compartir una buena sobremesa.
"No nos gusta hablar de 'dignificar la butifarra' –comenta Joanjo Puig–. La butifarra es un producto dignísimo, que nosotros sólo vestimos de gala ". Así de contundente es a la hora de expresarse sobre el restaurante Butikfarra - "restaurante, no bar!" - Que él y su socio Oriol Marquina abrieron hace un año en Barcelona.