/ Restaurantes en san sebastián

El barco, “el Náutico”, el GU (llámalo como quieras), el edificio redondeado que flota sobre la bahía de la Concha, es un punto de referencia en la ciudad. Las paredes de la segunda planta son casi todos cristales, diseñadas para dejar el protagonismo a la bella bahía. Aquí se encuentra GU, un espacio donde música, vistas y coctelería se unen en una de las escenas de noche mas populares de San Sebastián.

“El concepto lo tomamos, en concreto, de la antigua cafetería ‘Hormiga atómica’ de Iruña así como de otras ciudades, donde se aúna librería de pensamiento crítico con gastronomía adecuada a la ciudad en la que estamos, que es Donostia”. Son palabras de Josean Arriola (Iruña, 1974), uno de los propietarios de este espacio de encuentro y acogida de nombre ‘Kaxilda’.

Se trata de un producto que precisa de mucha paciencia y habilidad, pero que desde hace años no falta en ninguna de las barras de pintxos donostiarras. La más popular, sin duda, es la croqueta de jamón, pero las hay de multitud de sabores, por ejemplo, de txuleta, txangurro, hongos, mejillón, chipirón o bacalao.
Siempre lleva la siguiente frase por bandera: ‘No existe modernidad sin una buena tradición’. Atari Gastroteka. Un establecimiento referente en Donostia con una fraternal mezcla de ambiente local y turístico que hinca sus raíces gastronómicas en la tradición de la cultura vasca con toques de diversos fogones del mundo. La materia prima de calidad es la base, el punto de partida de sus suculentos pintxos y raciones. Su popular terraza es una de las más demandadas de la ciudad, ya que se halla en pleno corazón de la urbe, frente al pórtico de una de las iglesias más importantes de San Sebastián.
A pocos metros de la popular calle donostiarra 31 de Agosto, en una bonita esquinita informal se halla el bar de pintxos La Cuchara de San Telmo. Uno de los 'must' de la Parte Vieja donostiarra por sus 17 años de trayectoria culinaria basada siempre en producto de temporada y de primera calidad. Un corner culinario con pintxos generosos tanto en sabor como en tamaño.

“Si antes me encantaba Urepel, ahora que encima sabemos que sois vosotros, los de La Muralla, todavía venimos más contentos”. Son palabras de la clientela en boca de su propietaria, la donostiarra María Eugenia Bozal, que en este primer año de nueva trayectoria del restaurante ha conseguido evocar los más bellos sentimientos que se pueden despertar desde una mesa.