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La identidad de esta pareja de chefs impregna el ambiente. Nada más poner un pie en el restaurante, una es consciente de que la música, la iluminación y la decoración son toda una declaración de intenciones. Hay una enorme barra de punta a punta del espacio que hará las veces de escenario. Alrededor de ella, taburetes negros con los respaldos pintarrajeados donde nos sentamos los comensales, que somos también público. Allí, ante las 60 bocas que, como mucho, pueden disfrutar de un mismo pase, Aridana, Pau y su equipo cocinan, emplatan, explican y tararean.

Trabajar y divertirse es compatible en el restaurante La Vieja de Palma. Así lo demuestra, día a día, el cocinero Jonay Hernández desde que el 5 de mayo de 2018 subió la persiana de este restaurante. Durante años ha sido un proyecto y una ilusión que ha ideado, meditado y ejecutado a fuego lento desde el amor por su tierra –las Islas Canarias- y a su oficio de cocinero.
Si eres de los que no pueden resistirse a una buena burger, te traemos un recorrido por las 5 mejores hamburgueserías de Baleares. Toma nota, ya sea con boli y papel o desde tu móvil, porque querrás probarlas todas. ¡Ya nos lo agradecerás después!

Me recibe la jefa de sala con una sonrisa sincera y me ofrece una mesa en el interior del local. Es un día caluroso así que el aire acondicionado se agradece mucho. Bebo una cerveza bien fría y miro a mi alrededor observando el interior de Cor Barra i Taula, el restaurante conocido por su cocina mallorquina cosmopolita.

Es viernes, entro en la Calle Can Brondo haciendo ruido con los tacones bajos de mis botines marrones. Los adoquines me recuerdan que estoy en el epicentro, en el meollo de Palma, uno de los centros históricos más grandes de Europa. Dos pasos y, a la derecha, entro en El Bandarra. Una barra en forma de O estirada, coronada por un jardín verde —que me encandila—, lidera el local. Las paredes son de espejos. El suelo de cemento. A los lados, seis mesas altas de madera y taburetes.

Me recibe el jefe de sala con una amplia sonrisa y los ojos bien abiertos. Me ofrece tomar algo en las mesas altas y, mientras me trae el agua, ojeo la carta y miro a mi alrededor observando el interior de Malamadre, el restaurante que me acaban de presentar como "fusión de fusiones". Dos besos. Veo que además de los platos de la carta -panes caseros, ceviche, tataki, tártar, burrata, samosas, rollitos, burritos, tacos, pulpo, hamburguesas, woks, entraña, pluma ibérica, poke bowl y otras maravillas del mundo que no voy a citar porque me quedo sin respiración-, también tienen un menú de mediodía con amplias y atractivas opciones.

Es la una del mediodía de un lunes cualquiera en Eat Is Life. No importa la fecha. El restaurante permanece abierto todo el año, algo no demasiado común en Ibiza. Comienza a formarse la cola alrededor de la cocina acristalada del restaurante, donde el equipo ya ha dispuesto los ocho platos del día.

En una de las calles con más encanto de Palma, la de la Concepción, encontramos el restaurante Aromata. El patio de un palacio señorial del siglo XVII es el escenario de una experiencia culinaria exquisita que combina aromas y sabores de una manera armónica. Los protagonistas son los comensales, que disfrutan de una propuesta supervisada por uno de los cocineros mallorquines más reconocidos en los últimos años: Andreu Genestra.
En una de las zonas más emblemáticas de Palma, se alza este restaurante que apuesta por los productos de kilómetro cero y la cocina mediterránea.
Tradición y producto local son los ingredientes fundamentales sobre los que se sustenta la propuesta gastronómica del restaurante Sa Caleta, uno de los verdaderos estandartes de la gastronomía pitiusa, ubicado en la pintoresca playa de Es Bol Nou, en Ibiza.

Pins 46 es el último en llegar al pequeño grupo de restaurantes de la familia Caules Arguimbau, que cuenta también con el restaurante pizzería Roma, y cuyo buque insignia es el casi mítico Café Balear.

Hay espacios de visita indispensable a los que, si no vas, parece que el verano no ha llegado o, incluso, que no conoces Mallorca. Uno de estos es el restaurante Can Gavella, un chiringuito muy popular situado en primera línea de la playa, ubicado en las Casetes dels Capellans, en la zona norte de la isla, que desde hace cuatro décadas es todo un referente para mallorquines y visitantes.

Cuando abrió hace 2 años en la urbanización playas de Fornells, en la costa norte de Menorca, Isabella fue la sensación del verano en Menorca, por lo novedoso del concepto beach club en la isla y porque sentarte en una silla menorquina, con una copa en la mano o picando algo, mientras el sol se va escondiendo detrás del imponente cabo de Cavallería, es una auténtica delicia.

Se encuentra en primera línea del mar, y tiene la terraza como uno de los principales atractivos, con la zona costera de Santanyí y las barcas como reclamo. Pero su cocina no ofrece los típicos platos habituales en un lugar marinero -como suelen ser las sartenes y las frituras de la marca, sino que dejan de lado el aburrimiento para ir más allá y ofrecer una cuidada carta de propuestas.

La experiencia acumulada por Toni Martorell se transmite en su nuevo proyecto, una fonda que abrió el 3 de octubre de 2017, después de cerrar un ciclo fructífero y muy frenético junto al chef Marc Fosh, el primer británico que consiguió una estrella Michelin en España. Trabajó con él durante 7 años -Brasería Missa y Simply Fosh- tras haber pasado anteriormente por la Escuela de Hostelería de las Islas Baleares y de haber pisado cocinas de restaurantes destacados de Cataluña -como Can Jubany o Els Tinars- y del País Vasco -como Zuberoa-.

Materializar un sueño

Hace 30 años Marga Villalonga inició uno de sus sueños, tener un restaurante propio: Ca Na Marga. Para hacerlo realidad compró un chalet en la urbanización Ses Salines, de Fornells, en la costa norte de Menorca y, junto a su marido Jordi Pons, lo transformaron en un restaurante, y abrieron las puertas del restaurante Ca Na Marga en el verano de 1988. Aunque no hay ningún antecedente familiar, cuando sus dos hijos Jordi y Maite crecieron, estudiaron hostelería y se incorporaron al negocio. 

Tere Montesinos estudió Historia del Arte y profesionalmente se desarrolló en el sector de la moda, como Sales Area Manager en VF Corporation (Vanity Fair). Paralelamente obtuvo un grado superior en enología en Alella y perfeccionó sus conocimientos de cocina en diferentes seminarios para cocina profesional. Por su  parte, Aleix  Pagan  es Ingeniero Industrial y se dedicó desde 1995 al desarrollo de proyectos para la industria farmacéutica y alimentaria.

Inquietos y emprendedores, en el año 2017 deciden emprender un camino juntos y el 1 de julio crean Vandal, una fonda de alta cocina con un punto irreverente que la Asociación de Periodistas y Escritores Gastronómicos de las Islas Baleares han premiado como restaurante revelación 2017.

Durante estas estancias ha aprendido y consolidados conocimientos culinarios en templos como Azurmendi (Eneko Atxa), El Bulli (Ferran Adrià), Celler Can Roca (Joan, Josep y Jordi), Zaranda (Fernando P. Arellano, cuando el restaurante estaba en Madrid), Mugaritz (Andoni Luis Aduriz), Martín Berasategui, además de establecimientos de referencia como Cinc Sentits (con Jordi y Amèlia Artal), Hoja Santa (el mexicano de Paco Méndez y Albert Adrià), entre otros.

Los orígenes de este emblemático restaurante nos trasladan al puerto de Ciutadella de los años 70, cuando el Cafè Balear era un bar o taberna regentado por la familia Caules, que acogía a la gente del mar a primeras horas de la mañana, antes de salir a trabajar.

Los trigos antiguos, como el de xeixa, han estado a punto de desaparecer a raíz de la aparición de los modernos. El motivo es sencillo: estos últimos, también llamados industriales, se diseñaron para ser más productivos. 
No hay muchos espacios que en poco tiempo hayan marcado la ciudad de Palma. Molta Barra es uno de estos privilegiados. Un bar con encanto y salero que en 2008 pusieron en marcha dos enamorados a los viajes: Nacho y Juan Antonio.
Sentarse al sol de noviembre en una terraza en el corazón del puerto de Ciutadella (Menorca), es una gozada, y si es para comer en el restaurante S’Amarador es un lujo… asequible. Esto es lo que me pasó a mí hace unos días. Cuando me senté en una mesa de la terraza, y me trajeron un aperitivo y una cerveza, ya vi que no tendría prisa en marcharme, que quería saborear lentamente el momento, y la cocina de S’Amarador, por supuesto, y así lo hice.
El restaurante del Hostal Cuba de Palma sabe a historia y a cocina bien elaborada. Desde el año 2014, cuando fue totalmente remodelado, marca tendencia gracias a una variada y completa oferta que, junto a una carta sugerente y bien presentada, lo han convertido en uno de los locales a tener en cuenta, no solo del barrio de Santa Catalina, sino también de la ciudad.