/ Cocina vasca
Amama abrió en el corazón de la parte vieja de San Sebastián, cuando los ecos de la pandemia todavía rondaban por sus calles. Parte de un proyecto grande, el restaurante se ubica en la primera planta del hotel Atari, lo que podría ser el hotel mejor ubicado de la ciudad, con sus vistas a la basílica de Santa María y las sociedades gastronómicas donostiarras más famosas.
Aitor Manterola inició su carrera en el mundo de la cocina al nacer: sus padres fundaron Patxikuenea en 1973, se casaron al año, y al siguiente apareció Aitor. Empezó a ayudar desde muy joven en la empresa familiar, y con 15 años se metió de lleno. El restaurante es un lugar idílico en las faldas del monte Jaizkibel, y las décadas de experiencia se notan, tanto en su cocina como en su sala.
¿Cuántos años tienen que pasar para que un local se convierta en clásico? Quizá uno diría décadas, que cuesta años comprobar viabilidad y hay que ver si después de un tiempo el público sigue viniendo igual.
En el restaurante Charolais de Fuengirola, su jefe de cocina, Jesús Bosque, borda este plato. Lo elabora siempre al momento sin "trampa ni cartón", consiguiendo un sabor y textura maravillosos, no sólo de las kokotxas en sí, sino de la salsa, en la que no podremos dejar de mojar pan.
Elaboración:

Seta de Orduña, Sanjuanera, La Alavesa, Seta de San Jorge, Seta de primavera, Udaberriko zizazuria, Ziza, Susa… Múltiples son los nombres con los que se denomina a la Ziza de primavera, también conocida simplemente como ‘perretxiko’ en algunas zonas del País Vasco y España. Asimismo, se utiliza este último apelativo que proviene del euskera como el genérico de todas las especies de setas.
Hay platos que deslumbran por su apariencia, otros por su textura, algunos otros por su especial aroma y muchos por su sabor, pero entre los que maravillan, no por una, sino por todas esas causas, destacan los txipirones en su tinta, receta con mucha tradición en el País Vasco y que nunca deja indiferente al comensal.