Dieron en el clavo en el momento apropiado. Cuando José Manuel Sánchez y sus socios decidieron abrir una cafetería con altos estándares de calidad y servicio en 1994, se fijaron en un tipo de establecimientos que empezaban a implantarse en Barcelona, “donde se estaban haciendo los primeros bocadillos gourmet con pan tostado y sirviendo café de alta calidad”. Bocadillos -y luego tostas-, café y tés del mundo: esa fue la fórmula que les abrió las puertas del éxito y la posterior expansión.