Es uno de los aperitivos que sirven en el menú degustación corto de Teòric, una taberna gastronómica del ensanche barcelonés. El local ofrece propuestas elaboradas de cocina tradicional catalana revisada con producto de proximidad y ecológico. Con esa esencia elaboran la coca de alcachofas, panceta de cerdo curado y yema de huevo, una pieza reversionada, con ingredientes locales y de primera calidad.
/ Alcachofa
En el municipio de Olula del Río (Almería) se ubica El Guiño, un restaurante de cocina informal y vocación cultural. Al frente de los fogones está Alba Martínez, joven cocinera que juega en su carta con sabores de diferentes culturas gastronómicas. Propone en esta ocasión una receta con dos protagonistas muy mediterráneos: la alcachofa y la gamba roja de Garrucha (Almería).
Resulta admirable la versatilidad de la alcachofa, una de las actrices más destacadas de la huerta española que cobra especial protagonismo en invierno, aunque experimenta una segunda floración antes de primavera. Es entonces cuando se la puede ver en infinidad de recetas, asumiendo papeles principales o secundarios, lo mismo unas clásicas e inmortales alcachofas con jamón que un arroz, una pasta, una crema, una menestra o un estofado de ternera, pues gustan gratinadas, cocidas, fritas, asadas, asadas y rebozadas.
No nos engañemos: todo el mundo sabe que la alcachofa es la reina de las verduras de invierno. Sofisticada y versátil a la vez que exigente, la alcachofa hace más llevadera esta estación, aunque este año probablemente esté despistada — con los cambios de temperatura y los inviernos extraordinariamente cálidos, su futuro está en riesgo. Pero, mientras la tengamos, es casi un ingrediente imperativo de cualquier buen recetario hibernal.