Málaga invita a sentarse al aire libre, sentir la brisa del mar, el sol sobre la piel y el murmullo de fondo que acompaña las buenas conversaciones. Desde la costa hasta el interior, la ciudad y su entorno ofrecen infinidad de terrazas en Málaga donde comer bien se convierte también en un pequeño ritual de placer. Ya sea para desayunar frente al mar, compartir platos con amigos al atardecer o saborear una cena pausada bajo las estrellas, hay opciones para todos los gustos.