/ Cuchareo
Se aproxima el invierno y el frío de la meseta nos enrojece la nariz cual reno Rudolf. Nos acercamos suplicantes al puesto de castañas albergando la esperanza de que la docena de estos deliciosos frutos caliente nuestras gélidas manos. Sin embargo, no nos engañemos, todos sabemos que lo que realmente nos reconfortaría sería un buen guiso de nuestras madres o abuelas. Uno de esos de toda la vida.
Si hablamos de cocina malagueña, enseguida nos vienen a la cabeza imágenes del verano, la playa, la cervecita bien fresca junto al mar... y por supuesto, su reconocida fritura de pescaíto y los espetos, esa extraordinaria manera de asar a la lumbre, sobre todo sardinas, tras insertarles una caña...