/ Críticas restaurantes

En el Palacio de Linares, sede de la Casa de América, situado en la misma plaza de Cibeles, el restaurante Cien Llaves ofrece una  terraza como pocas en Madrid, y una cocina sólida y académica.

Una mirada nostálgica a la comida de los años 70. Esa es básicamente la filosofía de Lovnis una de las novedades más recientes en Madrid y que tiene detrás a dos cocineros bien conocidos en el panorama gastronómico de la capital: Iván Morales y Álvaro Castellanos. Tras su éxito con Arzábal han decidido dar un nuevo paso con la apertura de este peculiar espacio que busca recuperar aquel plato combinado que tanto éxito tuvo hace unas décadas y que ahora está casi desaparecido.

Uno a veces se hace preguntas que tal vez no vengan al caso o, quizá, sean de lo más pertinentes. La pregunta me asalta en El Informal de Marc Gascons, ¿será esta la cocina catalana del futuro? Me asalta aquí y en otras casas – la de Sergi de Meià, en el Hisop de Oriol Ivern– y aunque podría surgir en muchos otros restaurantes, estos tienen, para mi, un acento especial aún sin guardar parecido entre ellos.

Arzábal responde a lo que en Madrid se ha conocido desde siempre como tasca ilustrada. Más moderna, puesta al día, pero con el corazón de esos establecimientos tan populares en la capital. La fórmula de esta casa no es nueva. Al fin y al cabo, todo está inventado: un espacio para la barra en la entrada, con buen surtido de tapas y raciones además de una amplia oferta de vinos por copas recogida en una gran pizarra, y al lado un comedor informal donde se pueden tomar las mismas raciones o algunos platos más elaborados.

De proveedor de hortalizas y asesor televisivo, a restaurador. Floren Domezain ha abierto en Madrid su propio restaurante, donde las hortalizas son las protagonistas, junto a los guisos de cuchara.
Buenos productos y la combinación de lo tradicional con la cocina un tanto exótica, definen la personalidad de La Gastroteca de Santiago, en un rincón con encanto de Madrid.
La cocina peruana está causando furor. Y lo que propone el restaurante A Cevicheria es una revisión portuguesa de sus clásicos. Abierto en Lisboa hace unos meses, sus ceviches se han vuelto imprescindibles.

Hablar de verduras en Madrid es hablar de La Manduca de Azagra. Así que en plena primavera el restaurante de la familia Sola es una visita obligada. Me gusta revisitar estos establecimientos que año tras año, ajenos a las modas, continúan inmutables en su calidad y en su línea de trabajo. Establecimientos de los que la crítica gastronómica, más pendiente de la novedad o de la “gastrotontería”, se ocupa poco o sencillamente ignora.

Desde hace bien poco, un par de meses, un pedazo de Donostia se encuentra en Barcelona. Hablo de Zeruko, que desde 1982 aporta novedad a lo viejo de la capital guipuzcoana.

Porque no es lo mismo leer sobre un restaurante que probar de primera mano sus platos, a partir de hoy tenemos el gusto de estrenar 'Oído Cocina', una sección que busca ofrecerte la opinión de reputados críticos gastronómicos sobre los restaurantes de más de moda del país.