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Hablar de verduras en Madrid es hablar de La Manduca de Azagra. Así que en plena primavera el restaurante de la familia Sola es una visita obligada. Me gusta revisitar estos establecimientos que año tras año, ajenos a las modas, continúan inmutables en su calidad y en su línea de trabajo. Establecimientos de los que la crítica gastronómica, más pendiente de la novedad o de la “gastrotontería”, se ocupa poco o sencillamente ignora.