Sí, es verdad: el verano en la ciudad es una castaña. No seré yo quien diga lo contrario. Y el verano en Madrid, a 40 grados como está siendo éste, es un auténtico infierno. No exagero. Para nada. Y quienes lo están sufriendo, pueden dar fe de lo que digo.
Por suerte, hay luz al final del túnel. Esto es: piscinas, terrazas y chiringuitos, como los que hay en los sitios con playa, para hacer más liviano el caluroso trance estival. Benditos sean.