La Alvaroteca

La Alvaroteca: gastronomía con un punto de locura amable
La Alvaroteca
La Alvaroteca
2 Noviembre, 2017
Arantxa López
El viaje comienza en calle Gerona 39, pero no es aquí donde vamos a quedarnos, sino que tendremos la posibilidad de visitar otros países del mundo a través de sus sabores, a través de la cocina de Álvaro Ávila, propietario y chef de La Alvaroteca. Su cocina no se queda sólo en la fusión o los toques de la cocina actual, sino que va un paso más allá poniéndole a cada uno de sus platos una parte de su personalidad, esa locura amable que lo caracteriza y que lo hacer ser un cocinero y una persona distinta.

El restaurante se ha convertido en un lugar de culto en la ciudad de Málaga, es muy difícil ir en fin de semana sin una reserva de mesa, fundamentalmente, porque Álvaro es un mago de los platos. Inventa, reinventa y vuelve a inventar. Por eso, en cada visita siempre encontrarás algún plato que no estaba la vez anterior.

La Alvaroteca ha cumplido este año su cuarto aniversario. En todo este tiempo esa reinvención constante ha estado presente en el universo de Álvaro Ávila. Desde la propuesta gastronómica, hasta las presentaciones y la decoración del local, pasando por una ampliación y dotando al restaurante de un reservado para una veintena de personas donde Star Wars está muy presente, ya que es una de las grandes pasiones de Álvaro junto a la cocina. Gracias a esta ampliación hemos empezado a disfrutar de los menús degustación de La Alvaroteca, que van acompañados de unos interesantes maridajes de vino y coctelería de autor a cargo de Cristian Postigo. Ahí es donde Álvaro ha terminado de enseñarnos su verdadera personalidad, la versatilidad del gran cocinero que es y de lo que puede llegar a hacer.

Para mí hay varias cosas imprescindibles cuando visito La Alvaroteca. La primera de ellas es ir sin prisa para alargar el tiempo de disfrute, ese mismo que vive Álvaro dentro de cocina y que luego transmite al comensal en cada uno de sus platos. Mi última visita no fue distinta a las demás: buenas sensaciones, unos platos trabajados, técnica y un servicio excelente.

Para comenzar, un aperitivo llamado “Tendedero de cecina”. Es el mismo que ponen en el menú degustación. Álvaro es un enamorado de la cecina y normalmente la tiene presente en algún momento del pase. Continuamos con un plato que tardé en comer porque había que admirarlo antes: “Vista al mar”, es de esos platos que se hacen con cariño, y que se nota, que está pensado y trabajado, presentado en una bandeja con conchas marinas y mucho color. Es el primer lienzo que pone Álvaro en el menú degustación y está compuesto por  varias elaboraciones marinas, “Carabineros en dos tiempos”, donde primero tomas un carpaccio de carabinero y luego comes las cabezas. Un plato que realmente es un disfrute, uno de los que más me gustan por su sabor y su estética.

Después pasamos a la fase de usar las manos para comer un “Pan de mar”, con kimchi, espirulina y reducción de ortiguilla, una explosión de mar en la boca. El siguiente elemento de la bandeja es una vieira en tempura con mayonesa japo y un falso coral elaborado con agar agar y para finalizar un gambón rebozado con espirulina y pan de gamba. Conozco a Alvaro desde hace algunos años y esta bandeja es una de sus propuestas que más me han gustado, y no menos el maridaje para ella, proponiéndome un gin tonic de ortiguillas con alga wakame, regaliz y tinta de calamar. Casi nada.

Álvaro es un cocinero con muchísima personalidad, por eso su mayor interés en la cocina es hacer cosas que le gusten, no aburrirse nunca, poner un punto de locura e indagar en todos los universos posibles, de ahí que tenga un plato que se llama “Ni rusa, ni sashimi, sino lo que nos da la gana”. Te recomiendo que no te lo pierdas. Tiene una base de patata fría con tartufo de trufa negra y mahonesa de trufa blanca que va coronada con un sashimi de ventresca de atún rojo y trufa. Sencillamente brutal si te gustan los sabores potentes. Es un plato que tiene tanto en el menú degustación como en las sugerencias del día.

Si te gusta el pescado, imprescindible el tataki de dorada con espirulina, kimchi y helado de wasabi, que también está en el menú degustación y en las sugerencias del día y que tiene un sabor muy especial, además de una cuidada presentación.

No podía pasar por alto probar alguno de sus platos de carne. En esta ocasión fue su cochinillo sobre mayonesa de ras el hanout, calabaza confitada, helado de mango, puré de boniato y patatas a la sal. Una elaboración muy trabajada que vas a encontrar tanto en carta como en el menú degustación.

Y para terminar un postre que nos traslada a la niñez a los que somos de la generación de la Pantera Rosa que nos alegraba las meriendas: “Recuerdo de nuestra infancia”, elaborado a base de mousse de Pantera Rosa, chuches (chupa chups Koyak, peta zetas) y helado de violeta, un guiño a la etapa en la que Álvaro trabajó en Madrid. Algunas de las chucherías están elaboradas en la cocina de La Alvaroteca y es un plato muy recomendable para los más dulceros nacidos en los 80.

A estas alturas del post estoy segura de que tienes ganas de conocer La Alvaroteca o de repetir si hace tiempo que no vas… Yo, también.

Calle Gerona, 39
29006 Málaga Málaga
España

680 62 52 14

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