13 Diciembre, 2017
Silvia Oller
¿Comerse un steak tartar por menos de siete euros? En el restaurante Nibble de Girona, ubicado en la céntrica plaza Independencia, es posible. El local que busca sorprender al cliente a través de la originalidad de sus platos hace una apuesta decidida por la cocina de fusión ya que mezcla ingredientes de diversas culturas en sus recetas. Una cocina sencilla, sana, rápida, para compartir y económica son las claves del éxito de un negocio que tiene la voluntad de expandirse mediante locales propios y franquiciados.

A sus impulsores, Juli Casi y Javier Benítez, vinculados desde hace años al sector de la hostelería, les gusta decir que hacen slow fast food, una cocina rápida, pero sana, delicada y trabajada, que mima mucho el producto. Uno de los grandes protagonistas del establecimiento (que incluso le da el nombre, Nibble, que quiere decir mordisco en inglés) es el nibb, una invención propia que es una galleta salada crujiente hecha a base de harina de trigo y en forma de barquilla sobre la que reposan los ingredientes de una veintena de platos fríos o calientes y también algún postre: desde un magret de pato con zanahoria crujiente y salsa de frutos rojos a un pulpo con espárragos verdes, un tartar de salmón o un steak tartar.

Precisamente, comerse un buen steak tartar sin tener que rascarse mucho el bolsillo era la obsesión que Juli Casi tenía cuando hace tres años comenzó a gestar este proyecto. "Quería disfrutar de un plato de calidad en un ambiente informal y pagar un precio justo", explica. La fórmula del éxito la encontró con su socio y juntos han conseguido hacer posible lo que parecía imposible. Primero en un pequeño espacio de La Rambla de Girona durante un año y medio, y ahora en la plaza Independencia, en un amplio local con terraza, con capacidad para un centenar de personas. En Nibble llama la atención la trabajada decoración, que apuesta por la madera, el hierro y la piedra y la ubicación de la cocina, a la vista del cliente que en todo momento puede observar el trabajo de los cocineros. «Nos encanta el contacto directo con el comensal, de esta manera sabemos que les gusta y eso nos beneficia», dice Benítez.

Otro de los rasgos diferenciales de este local es que tiene obrador propio, lo que les permite deshuesar los pollos, deshacer las piezas de ternera y preparar todas las hamburguesas (sin colorantes ni conservantes) que sirven como la de atún a la plancha con alga wakame, tomate, mayonesa suave de wasabi, tobiko (huevas de pescado) y edamame (vainas y soja) como guarnición, acompañada de un pan negro hecho a base de tinta de sepia. Los panes, de cereales o maíz, o el de pimiento rojo que acompaña la hamburguesa mexicana, con un toque picante, se elaboran cada día a partir de una receta propia.

La presencia por la cocina de otras culturas, adaptada a los gustos locales, es otra de las apuestas de su carta. El poke, un plato típico de Hawaï, hecho a base de arroz blanco, salmón marinado al momento, aguacate, vegetales y salsa de anguila; el ceviche peruano; el bibimbap, un plato coreano con ternera salteada con salsa, arroz, kimchi, huevo frito y vegetales se suman a otras propuestas internacionales más conocidas como el fish & chips británico o la pasta italiana. Otras elaboraciones como el entrecot con mayonesa chimichurri o el pollo con salsa masala también transportan al cliente a otras culturas como la argentina o la india.

A Nibble, la mayoría de referencias de la carta están pensadas para ser compartidas. Entre las propuestas para picar destacan los nachos de ternera, pollo o los vegetarianos, la tempura de verduras, los rollitos al estilo thai, el surtido de croquetas caseras o la coca con quesos. La carta ofrece también varias opciones para vegetarianos y comida healthy (a) como zumos prensados ​​en frío, los llamados cold press, una apuesta para aquellos que quieran hacer una dieta depurativa.

Entre los postres, todos ellos caseros, destacan los helados artesanos, los pasteles (zanahoria, queso, chocolate, ...) o el nibb de frutas, a base de fruta de temporada salteada con mantequilla y chocolate caliente, uno de los éxitos del restaurante.

El establecimiento cuenta con una plantilla de una docena de trabajadores y está abierto todos los días de 9 de la mañana hasta la noche de manera ininterrumpida, lo que también permite hacer desayunos (más allá del croissant o el mini también incorpora a la carta otras propuestas como tostaditas con salmón y aguacate) y meriendas (destaca el chocolate caliente de diferentes sabores y todo tipo de pasteles).

Plaça Independència, 2
Girona Girona
España

972.28.35.87

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