Charolais

Charolais, un clásico entre los clásicos en la Costal del Sol
Charolais
Charolais
12 Septiembre, 2016
Carlos Maribona
Durante más de dos décadas este restaurante ha mantenido inalterable, sin concesiones a las modas, una cocina de raíces vascas con algunos guiños andaluces y con la mejor materia prima.

Un clásico entre los clásicos de la Costa del Sol. En julio de 1994, Florentino Morillas abría este restaurante bodega en el centro mismo de Fuengirola. Desde el principio apostó por una carta que combinaba dos estilos de cocina, la vasca, que había aprendido junto a su maestro, Pedro Bolinaga, y la andaluza, la que practicaba su familia en su localidad natal de Humilladero, en la sierra malagueña, siempre con un claro predominio de la primera.

Como segunda pata, una decidida apuesta por el vino. Ya en su apertura contaba con más de cien referencias, que se han ido ampliando de manera considerable desde entonces hasta conformar una de las más completas bodegas de la zona, bastante clásica en sus contenidos ya que se centra en Rioja y Ribera de Duero, pero reuniendo lo mejor de ambas denominaciones. Y, lo que es más importante, con precios muy asequibles que invitan a beber bien.

En estos 22 años, Charolais se ha mantenido al margen de las modas y tendencias que han ido pasando por la Costa del Sol. La única novedad, la apertura en 2008 de un espacio para tapas en un local anexo. No hay en esta casa ninguna concesión a la modernidad, ni a las influencias de cocinas foráneas. Ni siquiera una apuesta por lo que ahora se llama cocina de kilómetro cero o del entorno. Lo que sí se mantiene son platos casi desaparecidos ya de la mayoría de las cartas como el cóctel de gambas, el magret de pato al oporto, o las crepes suzette.

Al frente de los fogones se encuentra Jesús Bosque, que elabora con corrección esa cocina clásica que es santo y seña de la casa sin permitirse licencia alguna. Hasta el punto de que lo más "innovador" de la carta es un tartar de salmón y aguacate con mayonesa de wasabi. Trabaja, eso sí, con muy buena materia prima, protagonista de esos platos clásicos que son, de lejos, lo mejor del restaurante. Nos quedamos entre todos con las cocochas en salsa verde, impecables. Cocochas de calidad en una salsa tan ligada que casi parece un pilpil. Por sí solas justifican la visita.

Muy buenas también las chuletillas de cordero lechal, todas pequeñitas y de palo, para comer de un bocado como debe ser. No están a la altura las patatas, de regular calidad, aunque llegan bien fritas a la mesa. Curiosamente para una localidad de costa hay más presencia en la carta de las carnes que de los pescados: solomillo, entrecot, secreto de ibérico, el ya mencionado magret de pato al oporto...

Preparaciones tradicionales en las que predomina la cocina vasca. Incluido un changurro o una ensalada de bonito en escabeche casero. De hecho apenas hay en la larga carta dos o tres platos que puedan identificarse con Andalucía. Uno de ellos es la porra antequerana, que el propietario aprendió de la que hacía su familia en Humilladero, localidad muy próxima a Antequera. Está buena, bien cremosa, con el añadido de atún, huevo duro y un jamón bastante mejorable.

Otro unas berenjenas rebozadas con miel, simplemente correctas. Incluso hay una concesión al norte de África, tan próximo, con una agradable pastela de pollo con almendra y canela. Hay más opciones. Por ejemplo empezar por unas buenas croquetas caseras de jamón, unas gambas al ajillo o los buñuelos de marisco con alioli.

Antes de los postres, unos triángulos de muy buen queso manchego son una buena alternativa con alguno de los muchos vinos de la generosa bodega. Y luego la parte dulce, en la que tampoco hay sitio para las sorpresas. Elaboraciones tan tradicionales como las crepes con helado de vainilla, mermelada de naranja y nueces o la leche frita flambeada con anís.

Puro clasicismo en una casa que ha sabido mantenerse fiel a su línea fundacional durante más de dos décadas.

Calle Larga, 14
29640 Fuengirola Málaga
España

952 47 54 41

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