Bar Can Ton

Bar Can Ton: la cocina de la Plana de Vic, en el plato
Bar Can Ton
Bar Can Ton
14 Diciembre, 2020
Núria Bonet Icart
Txuletón a la brasa, el ‘cap i pota’ clásico, butifarra con denominación, carne del perol... Platos clásicos, bien cocinados y con un toque de innovación. Es lo que ofrece el Bar Can Ton de Santa Eulàlia de Riuprimer, en Osona. Un negocio que aporta la experiencia de tres generaciones tras los fogones y que apuesta por la proximidad y la calidad del producto.

La carne a la brasa es una de sus especialidades. Pero que esto no os haga pensar que se trata de un restaurante más de la Plana de Vic. Porque el Bar Can Ton tiene personalidad propia y una cocina innovadora que sorprende al comensal desde la presentación hasta el primer bocado.

Toni Prat Camps sigue con la tradición familiar y capitanea los fogones de Can Ton. El nombre le viene de su abuelo, Ton Camps, que regentaba el bar y restaurante, una casa de comidas que funcionaba también como colmado de un pueblo pequeño, Santa Eulàlia de Riuprimer (Osona), donde actualmente todo el mundo se conoce. Son tres generaciones que han dado fama a Can Ton, por la calidad de la comida y la reivindicación del legado gastronómico de la comarca.

Restaurante

Los txuletones entran por la vista. Se trata de una carne excepcional, ya que el mismo Toni se encarga de seleccionar cada lunes los bloques de ternera que se deja madurar unos 45 días, con la temperatura y la humedad idóneas. La carne se corta el momento, justo antes del servicio, y se cuece en fuego de leña con brasa de encina de la Plana.

Txuletón

"¡Somos unos privilegiados!", exclama Toni, por la calidad indiscutible de la carne de la zona. La butifarra incluso tiene denominación. Conocida como la longaniza de Can Riera, el clima del entorno hace que tenga unas características excepcionales. Evidentemente, los embutidos y la carne de cordero del rebaño de la Plana también valen un viaje.

Otro rasgo distintivo de Can Ton es su investigación constante de las "recetas de la abuela". Las invitan de vez en cuando en sus fogones para tratar de reproducir las grandes recetas clásicas que nunca mueren. Después les aportan un toque contemporáneo, eliminando grasas y elaborando vinagretas ligeras. Entre los clásicos, reivindican su cap i pota (sin tripa), el morro de cerdo o la carne del perol (típica de Osona, con vinagreta de mostaza).

Carpaccio

Pero entre los imperdibles del local, sorprende el carpaccio de lengua de ternera y su salmón marinado o confitado. Ellos mismos elaboran su foie micuit, otra apuesta segura.

Y en el apartado de los postres, hay que destacar que son caseros: tatin de manzana, flan de huevo o pastel de chocolate. Pero también provienen de la pastelería Muntanyola, en el mismo pueblo (tarta de Santiago) y del obrador de Lluc Crusellas, de la pastelería El Carme de Vic (cheesecake, lemon pie, tiramisú).

Postres

En Can Ton se respira el aire de una casa antigua y muy frecuentada durante décadas por los amantes de la buena cocina. En la última restauración han conservado el aspecto de la piedra vista, jugando con la nobleza de la madera y el hierro para hacer acogedor el ambiente sin perder sus raíces. En tiempos de Covid, se pueden pedir los platos para llevar. Can Ton es un valor seguro en momentos en los que, como nunca, volvemos al gran placer de comer bien y como en casa... como en casa de nuestras abuelas, se entiende.

Fotos: Flaminia Pelazzi. 

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