Patatas viudas, aptas para vegetarianos, católicos y gente hambrienta

Patatas viudas, aptas para vegetarianos, católicos y gente hambrienta
Patatas viudas, aptas para vegetarianos, católicos y gente hambrienta
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Comer vegetariano puede parecer otra moda en el mundo de la gastronomía, pero la verdad es que la costumbre de servir platos sin carne es de hace siglos, y, además, tiene temporada. La época de Semana Santa y, en concreto, las fechas que los católicos conocen como Cuaresma, han sido días de abstención desde hace siglos. Muchos de los mejores platos vegetarianos españoles se popularizaron a raíz de las restricciones dietarias impuestas por la Iglesia Católica. Hoy en día, sabemos que una dieta vegetariana es más saludable que una en la cual se consume productos cárnicos, así que estos platos siguen estando de moda por otras razones —son saludables, económicos y, sobre todo, muy ricos.

Las patatas viudas son un ejemplo perfecto de esta categoría de plato. Son unas patatas sofritas con cebolla, perfumadas con las especias y aromáticos más castizas: pimentón, azafrán, y laurel. Se guisan con un poquito de caldo y se convierten en algo mucho más que la suma de sus partes. Con el tiempo, se consigue un guiso sabroso y contundente que gusta a todo el mundo, perfecto para un día de frío.

patatas viudas

¿Por qué viuda?

Este plato es muy parecido a un plato típico del norte, las patatas a la riojana. De hecho, es casi igual, con la excepción del chorizo, que en el caso de las patatas viudas se ha omitido. La falta de carne es lo que las hace llamarse ‘patatas viudas’.

Surgió en momentos de hambruna, seguramente. Es un plato de sobrevivencia, a la cual se echaba carne cuando hubiera. Aunque ahora la hambruna no es una gran preocupación, este plato sigue consumiéndose a pesar de ser humilde porque está para chuparse los dedos.

La denominación viuda es curiosa por las connotaciones implícitas, la equivalencia de la carne con lo masculino, la definición del plato a través de un término que insinúa la falta de algo. Se podría haber llamado patatas de primavera, o patatas aromáticas, o cualquier otra cosa, pero se llaman patatas viudas. Bueno, como las viudas han sobrevivido y se han mostrado fuertes y admirables.

Preparación fácil y sencilla

patatas viudas

Empezamos la elaboración poniendo a sofreír un poco de cebolla y ajo. Se saltea hasta que se ponga transparente, o incluso un poco dorada. Luego, se añaden las patatas y una mezcla de especias muy españolas, desde el pimentón hasta el azafrán y laurel.

La patata se debería cortar en trozos ni grandes ni pequeños. Si se quiere, este plato queda genial con patatas cascadas. En vez de cortarlas limpias en cubitos, les cascas, arrancando trozos irregulares. Aparte de darle el aspecto más rural que le queda tan bien a este plato, hace que la patata suelte más almidón y el caldo de la patata se espese más, algo que le va bien a este plato.

Si no te está quedando suficientemente espeso el plato, siempre puedes aplastar alguna patata antes de acabar la cocción, haciendo que el liquido se engorde. Pero hay que tener cuidado de no pasarse, o se te convertirá en un plato de puré de patatas.

Prueba este plato tan fácil, tan asequible y tan rico durante Semana Santa, o cuando quieras comer bueno, bonito y barato.

Receta

patatas viudas

Ingredientes:

- 1 kg patatas
- 1 cebolla
- 3 dientes ajo
- 1 cucharadita de pimentón ahumado
- 1/2 cucharadita de azafrán
- 1 hoja de laurel
- 600 ml de caldo
- Aceite de oliva
- Sal
- Perejil picado, opcional

Preparación: 

Pelar las patatas y cortarlos en tacos. Picar la cebolla y el ajo.

Calentar una cacerola con un poco de aceite de oliva. Añadir el ajo, y cuando empieza a tomar color, añadir la cebolla. Rehogar, removiendo, hasta que la cebolla se ponga transparente. Añadir las patatas y remover.

Añadir el pimentón y el laurel, junto con una pizca grande de sal. Rehogar unos cinco minutos y añadir el caldo. Llevar a la ebullición y bajar el calor para que esté cocina a fuego lento.

Dejar el azafrán a remojo con una tacita de agua durante cinco minutos. Añadir a la cacerola.

Dejar que todo cueza durante 30 minutos, removiendo de vez en cuando. Cuando las patatas estén en su punto, retirar del fuego.

Servir en platos hondos. Si quieres, puedes espolvorear con perejil picado.