Donuts caseros fáciles, tiernos y ¡deliciosos!

Donuts caseros fáciles, tiernos y ¡deliciosos!
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Food Trucks
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¿Cuántas películas hemos visto en las que el protagonista llega a la oficina con el desayuno para los compañeros y abre una caja llena de donuts con diferentes sabores? Quizás incluso lo hemos hecho nosotros en el trabajo. Pese a que aquí no sea tan habitual como en Estados Unidos, seguro que si lo hemos probado, todos lo han aceptado de buen grado, porque los donuts son unas de las pastas más populares del mundo.

Su masa esponjosa, la glasa azucarada que los recubre y el agujero en medio los hacen reconocibles allí donde vamos y nos atraen de manera irresistible, tanto a niños como a adultos, para el desayuno o la merienda; hasta el nombre (doughnut en inglés) varía poco.

Aunque no podamos comer todos los días para por aquello de las calorías y la línea, y mucho menos si los queremos recubiertos o rellenos, es un capricho que nos podemos permitir de vez en cuando... pero cuidado, son adictivos!

El pastelito del agujero

El donut es un buñuelo o una rosquilla, con una masa espesa y muy esponjosa, recubierta de una glasa de azúcar los más tradicionales, y se han hecho innumerables versiones variando la cobertura y rellenándolos de mil maneras. Pero su forma redonda, con un diámetro de unos 8 centímetros y una altura de unos 3, y con un agujero en el centro lo hacen inconfundible.

Su nombre inglés, doughnut (rosca de pasta), procede de Estados Unidos, donde se cree que los colonos holandeses lo introdujeron en el siglo XVII. En todo caso, en varios países se hacen dulces similares en forma de rosquilla, pero el donut que todos conocemos es el tipo americano que en España no llegó hasta los años 60, en la época del desarrollismo y después de la apertura al exterior iniciada en 1955.

Fue el empresario catalán Andreu Costafreda quien comenzó a fabricar aquí los primeros doughnuts y adaptó el nombre inglés a la grafía de aquí para crear la marca que se ha convertido en nombre común para referirse a estos pastelitos. Y como el nombre comercial está registrado, a menudo se comercializan con el nombre de berlinas, tengan o no el agujero en el centro.

De ello hace cerca de sesenta años y la popularidad de los donuts no ha disminuido, al contrario, parece que despiertan más interés que nunca si hacemos caso de la multiplicación de la oferta y del aumento, por ejemplo, de las búsquedas de los internautas.

A los primeros donuts simplemente azucarados, que las panaderías y pastelerías no tardaron en adoptar y siguen vendiendo, les siguieron los recubiertos de chocolate negro, más tarde de chocolate blanco y de azúcar glas y, con la llegada de grandes cadenas dedicadas exclusivamente a estos pastelitos, con todo tipo de coberturas y rellenos.

El último invento en este sector fue el cronut, una pasta híbrida entre croissant y donut que el pastelero francés Dominique Ansel puso de moda en Nueva York justo hace ahora seis años.

Los donuts no son un producto caro, pero si los queremos realmente a nuestro gusto los podemos preparar en casa, de forma que podremos controlar los ingredientes y decidir si los queremos rellenos, con una cobertura u otra, o incluso si en lugar de freírlos, los queremos cocer en el horno para que sean más ligeros.

Incluso, si los preparamos habitualmente, en el mercado encontramos máquinas para hacer donuts o rosquillas, similares a las gofreras y las máquinas para hacer bocadillos mixtos, pero con la forma redonda característica.

También podemos comprar, por poco dinero, rosquilleras, un recipiente en forma de émbolo en el que se mete la masa y, cuando se presiona la parte superior, sale por la  inferior la rosquilla ya hecha y a punto de cocer.

La masa

Para preparar la masa, existen muchas recetas, pero la base siempre es harina, leche, azúcar y mantequilla, a la que podemos añadir algún aroma, como vainilla, limón, naranja o canela, a nuestro gusto. Podemos utilizar una masa madre o hacer una receta más sencilla, como esta que os explicamos aquí. Pero es importante seguir los diferentes trucos y consejos para conseguir que quede la pasta esponjosa que caracteriza a los buenos donuts.

Necesitaremos: 520 g de harina de trigo, 140 ml de leche, 90 ml de agua, 50 g de azúcar, 25 de levadura fresca o 12 g de levadura seca de panadero, 1 huevo ligeramente batido, 1 cucharadita de esencia de vainilla o 50 g de mantequilla.

Ponemos la harina en un bol ancho, hacemos un hueco en medio y añadimos la leche y el agua tibias, el azúcar, la levadura, el huevo y la esencia de vainilla, mezclamos estos ingredientes con la espátula y empezamos a integrarlos con la harina. Cuando ya no podamos más, añadimos la mantequilla y empezamos a amasar con la mano, hasta que todos los ingredientes estén bien integrados y tengamos una masa homogénea. Seguimos amasando 10 minutos más hasta que la masa quede totalmente lisa. Aunque se pegará en las manos,  no añadiremos harina, solo una punta para empezar a bolear, es decir, a dar a la masa forma de bola empujándola con los dedos hacia la parte interior inferior.

Dejamos fermentar entre una y dos horas, según la temperatura de la cocina (a más calor, menos tiempo), hasta que doble el volumen. Espolvoreamos un poco de harina en la mesa de trabajo y estiramos la masa con el rodillo, sin presionar mucho, para no sacarle el aire, así los donuts quedarán esponjosos. Dejaremos la masa con un espesor de un centímetro y cortaremos las piezas con un cortapastas de unos 8 centímetros de diámetro. Con un tapón o con un cuello de botella hacemos el agujero central.

Recortamos papel de horno en cuadrados de unos 10 centímetros de lado y sobre cada uno de ellos pondremos un donut. De esta forma no tendremos que tocarlos con las manos a la hora de freírlos y evitaremos que pierdan la forma y el aire. Dejamos reposar entre 15 y 30 minutos para que leven y aumenten de volumen. Si la cocina está muy fría, los podemos dejar reposar, igual que la masa, en el horno a 40 o 50ºC.

Ponemos al fuego una sartén con aceite de girasol abundante y, cuando llegue a 170 o 180º C, echamos los donuts con el papel, para no tocarlos, y lo retiramos con unas pinzas.

Freímos los donuts aproximadamente un minuto por cada lado, hasta que cojan un buen color dorado, dos o tres cada vez, y los sacamos sobre papel absorbente para que suelten el máximo de aceite. Dejamos enfriar.

Coberturas

Esta pasta que hemos frito ya tiene el aspecto y la forma de un donut, pero todavía no lo es, le falta uno de los elementos más característicos: la glasa. Para hacerla, pondremos en un bol 250 g de azúcar lustre o azúcar glas y, poco a poco, añadimos cucharaditas de agua y vamos mezclando, hasta obtener una glasa espesa. Hay que hacerlo así porque el azúcar glas humedece enseguida y si nos pasamos quedará demasiado líquido. El punto justo es cuando la glasa queda brillante y si levantamos la cuchara, cae un chorro ligero y muy continuo.

Podemos cubrir los donuts con esta glasa por los dos lados, o bien solo por uno, para hacerlos más ligeros. Los cogemos con los dedos y los sumergimos en la glasa hasta la mitad, dejamos escurrir y ponemos a secar sobre una rejilla.

A partir de esta receta original, se abren un montón de posibilidades, como añadir algún colorante alimentario a la glasa para obtener donuts de color rosa, o azul. También podemos esparcir sobre la glasa, antes de que se seque, chocolate o coco rallado, frambuesas liofilizadas, almendras o avellanas picadas, etc.

En lugar de la glasa, podemos rebozar los donuts con azúcar, con coco o con cacao en polvo, o cubrirlos directamente de chocolate negro o blanco fundido; antes de que se seque el chocolate, también podemos pegar toppings, como fideos de chocolate blanco sobre los donuts negros, daditos de almendra tostada o estrellitas o fideos de colores.

Rellenos

Para hacer donuts rellenos, o mejor dicho, berlinas, los tendremos que cortar y cocer sin agujero, y cuando estén fríos, en uno de los laterales, haremos una incisión con un cuchillo largo y fino o con una boquilla de manga pastelera, que clavaremos hasta el centro y después sacaremos para retirar una parte de la masa. Con la ayuda de la manga, rellenaremos esta berlina con crema de cacao, crema pastelera o mermelada del sabor que nos apetezca.